Abogado constitucionalista
Publicado en el diario La Nación
https://www.nacion.com/opinion/columnistas/pagina-quince-propuestas-para-la-reactivacion/E55KVOEFQFEE7FWZ66NN24JOJY/story/
La reactivación económica no puede basarse en una
dinámica doméstica, o en palabras llanas, la visión debe estar anclada en
nuestra capacidad de ofrecer servicios y bienes al exterior. Una analogía para
ilustrar el punto: un hogar endeudado y con urgencia financiera, no le sería
posible levantarse ideando nuevos servicios que brindar a sus propios miembros,
sino que necesariamente debe acrecentar su economía doméstica ofertando a
terceros, ajenos a ese núcleo familiar. Por tanto, para dinamizar la economía debemos partir de tres premisas básicas: la primera premisa es
que la reactivación económica costarricense necesariamente pasa por lo nuevo
que seamos capaces de ofrecer al mundo. La segunda premisa se refiere al hecho
de que la inversión que hace crecer a más corto plazo la economía, es la realizada
en los rubros o ejes de energía, infraestructura y tecnología; obras de autores
actuales como Rifkin, Diamond, o Acemoglu -entre otros-, dan por sentada esta realidad,
como un hecho probado por la experiencia histórica. La tercera premisa tiene
que ver con un postulado económico: los réditos que un proyecto pueda generar, usualmente
están proporcionalmente determinados por las dimensiones del mismo y la
cantidad de recursos en él invertidos. Lo que con esto quiero afirmar, es que
si queremos una verdadera reactivación económica, una de importantes
proporciones, los proyectos a implementar deben ser de gran calado. A partir de
estas tres elementales premisas, la reactivación económica debe enrumbarse al
menos sobre un mínimo de tres ejes, en función de lo cual aquí enumero algunos
proyectos importantes para cada uno de ellos.
En el primero de los ejes, el de energía, hay dos
proyectos de gran calado que resultan urgentes y que representarían una fuerte
dinamización de la economía; uno de ellos radica en la explotación del gas
natural. Recientes publicaciones de la Agencia Internacional de Energía, han
confirmado que el gas natural, (junto a la energía solar y eólica), representan
hoy el 85% del crecimiento de las llamadas energías primarias. Y adviértase
que, si bien es cierto, la energía eólica y la solar lideran la transición en
el rubro eléctrico, es el gas natural el
que representa la mayor transición en lo que se refiere al sector “combustibles”.
Si al desarrollo del gas natural le sumamos el estímulo alternativo a algunos
biocombustibles sostenibles ambientalmente, como lo es por ejemplo la palma de
coyol, la cual puede cultivarse incluso en terrenos áridos y laderosos, estamos
ante la posibilidad real de liberarnos del petróleo, dinamizar nuestra economía
agraria interna, y ahorrar al país más de mil millones de “petrodólares”
anuales. Por ejemplo, el Ejecutivo debería proponer ya un referendo que haga
política y socialmente viable la explotación del gas natural en nuestros mares.
Por cierto, sobre la existencia de grandes yacimientos de gas natural en el
país, el Colegio de Geólogos ha sido abundante en aclaraciones.
En el segundo eje, el de infraestructura, existen al
menos cuatro proyectos realizables de gran calado. Uno de ellos es la
modernización y ampliación de los trenes eléctricos. Este gran proyecto tiene
dos fases: por una parte, la modernización de los trenes eléctricos que
transportan bienes y personas del valle central a nuestros puertos pacífico y
caribe, y por otra, el proyecto del corredor ferroviario transcontinental de
contenedores. Tal corredor ofrece la solución de una necesidad cada día más
urgente de la economía mundial, como lo es la existencia de grandes puertos en
la cintura del continente, que no solo permitan el simple paso entre un océano
y otro de la mercadería, sino además la redistribución y transporte a alta
velocidad de los contenedores que arriban en los buques. En el norte de nuestro
país, entre el Pacífico de Cuajiniquil, y el Atlántico costarricense, existe
una extensa llanura que cruza el país y que permitiría la construcción de un
corredor ferroviario de alta velocidad y bajo consumo energético, pues no hay
cordilleras que esquivar. Nuestro norte, actualmente azotado por el
bandolerismo, sería una región turbina de nuestro desarrollo. Otros dos
proyectos de gran calado son el necesario impulso a dos aeropuertos
internacionales, el de la zona sur y el gran aeropuerto “hub” de Orotina,
aunque lastimosamente el gobierno ha desistido de éste último. ¿Por qué lo
reprocho? Bien lo advierte el economista Jeffrey Sachs en su obra “El fin de la
pobreza”: la idea central de su libro nos recuerda que la riqueza de una nación
radica en su capacidad de ofrecer e intercambiar bienes con el mundo, tránsito
de personas, así como de los medios que le permitan hacerlo, o sea, ampliar las
vías de comunicación hacia el mundo. ¿Alguien duda que esos aeropuertos amplíen
nuestra capacidad de intercambiar bienes y tránsito de personas hacia el exterior?
En el tercer eje, el de los servicios de alta tecnología, la idea de grandes parques ecotemáticos la he consultado con inversionistas extranjeros conocedores del tema. Al respecto amerita recordar por ejemplo, lo que aportan al PIB mexicano los grandes parques ecotemáticos del Estado de Quintana Roo, o lo que aportan los parques temáticos a la economía del Estado de Florida. Solo en los primeros quince días de diciembre del pasado 2018, el Estado de Quintana Roo había recibido un millón de turistas, prácticamente lo mismo que nosotros recibimos en seis meses. Y me refiero a Quintana Roo y sus parques ecotemáticos, siendo que en riquezas ecológicas y biodiversidad para mostrar al turismo no tenemos absolutamente nada que envidiarle a esa región. Aquí el gobierno anterior intentó algo similar con un parque ecotemático en Guanacaste, el cual llamarían Discovery, y que prometía convertirse en una inversión similar a esas que atraen millones de viajeros a Quintana Roo o la Florida. Pero como sucede hoy con casi todo aquí, el tema se quedó en el intento. En esta materia de servicios, otro proyecto de gran calado es el de los parques empresariales en zonas económicas especiales. Es una ampliación de nuestro viejo concepto de zonas francas, de tal forma que sea posible una audaz atracción de inversiones incluso en actividades de baja tecnología, que permita también ofrecer empleo a mano de obra menos calificada. En este particular, me han impresionado gratamente anteproyectos que han hecho un equipo de profesionales agrupados en torno a un concepto denominado “Costa Rica Project Factory”. En fin, el gobierno tiene con qué actuar ya. fzamora@abogados.or.cr
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