Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista
A pesar de que países como Grecia, Panamá, Costa
Rica, o Argentina, aparecen en el ranking del desarrollo humano 2021, con un índice
de desarrollo calificado como “muy alto”, sus indicadores referentes a aspectos
como igualdad, orden fiscal, balanza de pagos en su intercambio comercial
internacional, niveles de excelencia en educación media y universitaria, y
tomando en cuenta la relación de comparación de éstos con países como los del
norte de Europa, en realidad estos son países de desarrollo alto-medio, o
intermedio. Esto pese a que, como ya indiqué, todos ellos aparezcan en el
índice del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con la
connotación de “muy alto” desarrollo.
A través de la historia se han venido promoviendo infinidad de teorías del desarrollo, las cuales van, desde las censurables tesis racistas, hasta las que lo condicionan en función de, por ejemplo, situaciones climáticas, ambientales y de existencia de recursos naturales.
Sin embargo, la experiencia histórica y estadística parece demostrar que el condicionante real del desarrollo es el sistema cultural de las sociedades. En uno de mis anteriores artículos, publicado en el diario La Nación, -el 21/09/2021-, titulado “La influencia de los sistemas culturales en el desarrollo” expliqué los tres niveles de desarrollo en que se encuentran las naciones, cuya calificación es la siguiente: una primera élite de países ubicados dentro de la cúspide de la escala de desarrollo, un segundo gran “pelotón”, correspondiente a la gran mayoría de países con desarrollo intermedio, y finalmente, la gran escala de países de bajo desarrollo, con ingentes cantidades de población en miseria. Allí señalé, además, de qué forma los sistemas culturales fundadores de esas sociedades influían en su nivel de prosperidad general, o la carencia de ella. En términos generales, podemos estimar que los países élite son aproximadamente 16 sociedades nacionales del orbe. Por otra parte, los de desarrollo alto-medio, entre los que nos encontramos los costarricenses, son aproximadamente 138 naciones, y finalmente 35 países con bajo desarrollo. En el presente artículo me limitaré a analizar el nivel medio de desarrollo y las características comunes a dicha escala, dejando la posibilidad, en futuros artículos, de analizar los otros dos escalafones de desarrollo.
Lo primero que amerita
advertir es que, como ya señalé, el nivel intermedio
de desarrollo material es la escala donde se ubican la mayor cantidad de
países. En esa numerosa categoría media, se da la particularidad de que todas
esas sociedades abrazan culturas fundadas sobre algún sistema de legalidad
moral o a algún modelo de espiritualidad con compromiso moral. En dichos
sistemas de legalidad moral, encontramos tres grandes vertientes: en primer
término, las sociedades fundadas sobre la base de religiones cuya práctica
conlleva el cumplimiento de conductas con compromiso moral, como son las
religiones islámicas, judía, y las distintas denominaciones del cristianismo. La segunda gran vertiente, son las sociedades cuyos
fundamentos existenciales han sido culturas filosóficas, como lo son el
budismo, el taoísmo y el confucionismo, todas ellas posicionadas en las
naciones del extremo oriente. La tercera vertiente corresponde a las
sociedades influidas por los modernos sistemas culturales ateístas, como es la
actual sociedad China, o lo que en el pasado fue la Unión de repúblicas
socialistas soviéticas (URSS). Estas tres vertientes de sistemas culturales,
son las que han influido en todas las naciones con un índice de desarrollo
material intermedio.
Dentro del conjunto de naciones cuyo sistema cultural
fue fundado sobre el sustrato de religiones de compromiso moral, se encuentran,
por ejemplo, el gran conjunto de países europeos occidentales, las naciones de
Europa del este, y también el colectivo de naciones hispanoamericanas. Todas
ellas con el común denominador de ser naciones cuya raigambre es tanto cristiano
católica, como ortodoxa. Un segundo colectivo dentro de las naciones con
desarrollo intermedio, fundado sobre el sustrato de religiones que conllevan el
cumplimiento de conductas de compromiso moral, se encuentran las naciones
islámicas. En ese conjunto de naciones islámicas, dentro del estrato medio, la
más alta posición la registra Emiratos Árabes Unidos, en la posición 31 del
escalafón, y la cierra el último país mahometano en la escala intermedia, que
es Islas Comores. En este punto valga anotar que ningún país musulmán ha
logrado meterse o “colarse” en la élite cumbre de 16 países con muy alto desarrollo
humano, dentro de la que se encuentran un país de origen budista, Singapur, y
15 de origen cristiano. Dentro de la segunda gran vertiente, de sociedades
cuyos fundamentos existenciales han sido culturas filosóficas, como lo son el confucionismo,
el taoísmo y el budismo, ubicadas en Oriente, encontramos que todas esas
sociedades se encuentran también en el orden intermedio de desarrollo.
Exceptuando el caso singapurense, que se encuentra en la élite de los 16 países
de máximo desarrollo mundial, dentro de las naciones fundamentadas en culturas
filosóficas, Japón encabeza el listado de naciones ubicadas en las altas
posiciones del desarrollo intermedio, y el registro finaliza con el estado de
Birmania, donde el 90% de la población es budista. En la tercera vertiente de
sociedades fundamentadas en sistemas de legalidad moral, se encuentran las
naciones sustentadas en modelos ateístas como es el caso de China en el puesto
85 del ranking, o Cuba, en la posición 70. Ambas también con un grado de
desarrollo intermedio.
Como dato importante, vale indicar que prácticamente ninguna nación sustentada en culturas filosóficas de dicha naturaleza indicada de legalidad moral, se ubica dentro de los países de bajo desarrollo. Nótese el interesante dato que demuestra que, prácticamente todas las naciones fundadas en culturas de legalidad moral, desde los países cristianos del norte de Occidente, -que son los países élite en el desarrollo-, pasando después por otras denominaciones como el islamismo, el budismo y hasta los sistemas de legalidad ateísta, todos tienen el común denominador de que su sistema de legalidad moral les permitió evadir la miseria y escapar del fondo de la clasificación del desarrollo.
En ese sentido, las únicas excepciones son, la
Afganistán musulmana, que para el 2020 se encontraba en el lugar 169 dentro del
bajo desarrollo, y la atea Corea del Norte que, aunque no aparece registro
alguno en el ranking de PNUD por la imposibilidad de que ahí se estudie el
desarrollo, el PIB per cápita sí
indica el nivel de vida, y en 2017 fue de 800 dólares aproximados. Con
esta cifra, se ubica entonces en los rangos finales de la tabla, en un puesto cercano
al 180 en relación a los 196 países del ranking de PIB per cápita.