Dr. Fernando Zamora Castellanos.
Abogado constitucionalista
http://www.nacion.com/opinion/foros/doctrina-sexual-equilibrada_0_1513048686.html
En un artículo suscrito el domingo pasado, Leonardo Garnier y Cristina
Blanco, atacan mi posición crítica contra una doctrina sexual que considero extremista.
Como estrategia para desacreditar mis argumentos, echan mano de tres tácticas. La
primera, hacerle creer al lector que mi crítica a la ideología de género es un
intento de deslegitimar el proceso de conquista femenina en la historia, siendo
que la ideología de género nada tiene que ver con dicha noble tradición. Aquí
la reivindicación femenina está asociada
al de nombres ilustres como el de Francisca Carrasco, Angela Acuña, o María
Teresa Obregón. Hoy, tal reivindicación está asociada a mujeres insignes como
Laura Chinchilla, Sonia Picado, Mauren Clarke o Alicia Fournier. He leído
escritos y escuchado disertaciones de la mayoría de ellas. En algunos casos, he
conversado con quienes me honran con su amistad. Nada en su ideario apela a la
ideología de género, y sin embargo, su aporte a la cultura política femenina es
invaluable. Tal y como explicaré adelante, la ideología de género nada tiene
que ver con la sana reivindicación femenina. Por otra parte, la segunda
estrategia de Garnier es hacer creer que soy enemigo de la educación sexual.
Con tal ardid intentó desacreditarme, pues, por razones obvias, en el siglo XXI
la educación sexual es muy importante. Por motivos que igualmente explicaré, lo
que he objetado son los conceptos que, siendo Ministro, el Sr. Garnier impuso. La
tercera táctica de los articulistas fue la de atacar mi razonamiento apelando a
una equívoca defensa del marxismo. Para ello sostuvieron dos tesis: por una
parte, que mi argumento de que el marxismo deseaba suprimir la familia es
falso, pues afirman que lo que el marxismo se propuso era solamente derribar el
poder masculino. Su otro alegato básico consistió en sostener que el verdadero
origen de la ideología de género era el pensamiento liberal. Pues bien, delimitado
el esquema central de la tesis de quienes me han replicado, paso a exponer la
coherencia de mis razones.
Es cierto que la ideología de género no solo abreva del marxismo. Pero si
se tratase de citar corrientes que han inspirado a la ideología de género en la
historia, más bien el Sr. Garnier se equivoca al referir únicamente el
liberalismo. Para citar solo algunas, influyó también el existencialismo, la
Escuela de Frankfurt, y el deconstruccionismo, entre otros. Cuando indiqué en
mi primer artículo que la ideología de género es neomarxismo, lo hice porque,
de todas las corrientes que la han influido, el marxismo clásico es su columna
vertebral. Veamos porqué. El razonamiento esencial de Marx y Engels es que la
propiedad es la causa del mal social. Sostenían que, como la familia es una
institución que hace prevalecer la propiedad y la herencia, ella era dañina
para la sociedad. Así las cosas, para establecer la justicia, era necesario
abolir la propiedad privada y la herencia, y un paso fundamental para lograrlo,
era suprimir la familia, pues ésta era transmisora de ambas. El marxismo sostenía
que para suprimir la familia eran necesarias dos medidas a implementar. Por una
parte, que el cuidado y la educación de los menores debían estar en manos de la
colectividad y no de la familia. Por otra parte, que la solución a la
explotación entre los sexos y de los hijos por parte de sus padres, radicaba en
la rebelión y la lucha de los oprimidos dentro de la familia, de tal forma que
ésta finalmente desapareciera. En síntesis, era aplicar la teoría marxista del
conflicto, también al escenario de la familia. Aunque Don Leonardo lo quiera negar,
esto consta en los textos clásicos de Marx y de Engels. De hecho, en mi
ejemplar del Manifiesto Comunista, del
que Engels es coautor -impreso por Editorial Andreus-, eso consta en la página
144. En fin, la idea central allí, es que la familia desaparecerá al
desaparecer la propiedad. Así, el marxismo -y no el liberalismo- es la columna
vertebral de la ideología de género, pues el fundamento de esta moderna ideología
está en aquella teoría del conflicto, que es de factura marxista y no liberal. Por
ejemplo, el aborto –uno de los objetivos esenciales de la ideología de género-,
se implementa durante la primera etapa del régimen bolchevique, porque la
responsabilidad de la madre ante sus hijos era considerada una servidumbre impuesta.
En el comunismo, la mujer debía ser libre de tal “esclavitud”. A la luz del análisis integral de las afirmaciones
de Marx y Engels sobre la familia, resulta cándida la afirmación que hace
Garnier, cuando sostiene que Engels aspiraba a una familia basada en el amor
entre los cónyuges.
En cuanto a la segunda objeción de los articulistas, mi crítica no es
contra la educación sexual, en la cual creo, sino contra la doctrina sexual que
Garnier promovió en los colegios. Y aclaro que mi crítica lo es porque ésta es
inconstitucional y no por razones de orden espiritual, aunque tampoco veo
porqué deba desacreditarse la espiritualidad. Veamos. En la “Estrategia # 3” del plan para tercer
trimestre de 9° año, del “Programa de Estudio para la afectividad y sexualidad
integral” se recomienda que los menores estudien las declaraciones de Pekín o
El Cairo. Estas son indudablemente abortistas, al punto que la primera solicita
que los países revisen las legislaciones nacionales que penalizan el aborto. En
la estrategia #2 del bloque, si bien la guía reconoce la necesidad de la
prevención del aborto, no lo hace desde el momento de la concepción, tal y como
establece nuestro sistema jurídico, sino, literalmente, “…desde la etapa de formación que tiene un bebe a las 12 semanas, tiempo máximo consignado para abortar en
aquellos países donde es legal.” Así las cosas, las políticas de educación
sexual del Sr. Garnier promovieron dentro de sus bloques temáticos, la agenda
de “los derechos reproductivos”,
eufemismo para referirse al aborto. Tal política educativa la desarrolló en
abierta confrontación con nuestra jerarquía de normas y contradiciendo además
la valiente posición de la Sra. Expresidente Chinchilla, que en la reunión de
Río+20, se abstuvo de firmar en razón de que el concepto "derechos
sexuales reproductivos" es sinónimo de aborto. El menoscabo de los
principios constitucionales por la vía de la aplicación de normas o políticas públicas
inferiores es fraude a la Constitución. El verdadero trasfondo en relación con
el tema de las guías de Leonardo Garnier es que, por esa vía, se impuso un
nuevo marco de adoctrinamiento ideológico en perjuicio de los valores del
sistema constitucional, como lo es, entre otros, el derecho a la vida y al sexo
con el mínimo compromiso moral de respetar la vida que de allí se deriva. Por eso
he criticado sus guías sexuales. Mi ideal es que aspiremos a una doctrina
sexual equilibrada, pues los costarricenses rechazamos los extremismos. Creo
haber expuesto mis argumentos con vehemencia y respeto. También respeto los
argumentos del Sr. Garnier, aunque no recibí lo mismo de él. Por pensar
diferente a mí, no lo considero ignorante, ni dogmático. Su artículo, sin
embargo, fue pletórico en dicha ralea de epítetos. En los medios cibernéticos, tales
armas dialécticas son usuales. Por ello he visto la voz de muchos callar
atemorizada. Ese silencio no será el mío. fzamora@abogados.or.cr