Dr. Fernando Zamora Castellanos.
Abogado constitucionalista
Se
dice que cuando Pirro, -quien fue rey de Epiro durante el siglo III antes de
Cristo-, logró imponerse sobre los romanos en la guerra de Heraclea, la
cantidad de bajas y pérdidas que tuvo fue tan grande, que se lamentó de aquella
victoria. Desde entonces se les dice victorias pírricas a aquellas ganancias en
las que existe una clara desproporción entre lo que se sacrifica a cambio de
obtenerlas. Pues bien, así como sucede
con las conquistas militares, los logros que nos brindan realización personal también
deben tener un equilibrio. De lo contrario, son victorias pírricas. Es
relevante atender esa observación porque la realización individual es elemento
fundamental de la cultura de una sociedad, algo aún más vital si consideramos
que, tal como he sostenido con insistencia, lo que determina la prosperidad de
las naciones es su cultura. El equilibrio en la realización individual puede
resumirse en el gráfico que ilustra este artículo, el cual tiene como meta
final la realización personal del ser humano, a la cual se llega a través de un
camino caracterizado por elementos esenciales que es indispensable describir
aquí.
Lo
primero a señalar es que el camino de la realización personal se bifurca en dos
tipos de metas personales básicas: un conjunto de ellas de naturaleza material,
y el otro conjunto de carácter inmaterial.
En el conjunto de metas de tipo material, tenemos en primer término los
logros económicos básicos, como lo son por ejemplo las cinco necesidades
esenciales de alimentación, vivienda, empleo, recursos para recuperar la salud
en caso de enfermedad, y recursos para el descanso. Dentro del conjunto de
conquistas personales materiales tenemos también aquellos logros personales que
provocan autorrealización y generan autoestima, como lo son los relacionados
con el éxito en nuestros oficios en general, y los de orden profesional,
intelectual, empresarial, académico, artístico o deportivo. Finalmente, otro
capítulo básico de las metas materiales, que deben formar parte de la cultura
de la realización personal, es el de la salud preventiva por medio del
ejercicio físico. En el tanto nuestro cuerpo lo permita, es indispensable ejercitarlo
y es una parte fundamental de la cultura de la realización, pues un cuerpo no
sometido a una adecuada dinámica de movimiento, eleva el riesgo de padecer aquellas
enfermedades asociadas al sedentarismo.
Por
otra parte, tenemos el conjunto de metas de naturaleza inmaterial y que se
pueden subdividir en aquellas determinadas por el cultivo de nuestras
relaciones interpersonales. Aquí están en primer término, las relaciones
afectivas primarias que tienen como finalidad el desarrollo de la familia. A
partir de esas relaciones afectivas, que son las primordiales, parten otro tipo
de objetivos vinculados a las relaciones interpersonales como lo son las formadas
en nuestros distintos entornos sociales, llámense laborales, comunales,
profesionales, educativos, o las relaciones humanas que también forjamos en otro
tipo de actividades como las de carácter recreativo.
En
este punto amerita señalar que una de las grandes crisis de esta era
posmoderna, es la ingravidez con la que ahora se instituyen las relaciones interpersonales.
Algo que, como ya lo ha denunciado el Papa Francisco en lo que denominó la
incultura del descarte, es particularmente grave en el caso de las relaciones
familiares: matrimonios que no se asumen con compromiso moral, paternidades que
no se ejercen con un mínimo sentido de responsabilidad, o la incultura del
descarte aplicada hoy tan usualmente a los casos de los familiares ancianos o
desvalidos. Si esta crisis está ocurriendo en el plano más relevante, como es
el del núcleo familiar, resulta alarmante reconocer la decadencia general que
sufrimos en el plano de las relaciones generales entre las personas, y es la
razón por la que conceptos como lealtad, honor, dignidad, integridad, respeto,
decoro o continencia, son hoy valores en vías de extinción.
Por
otra parte, tenemos un segundo bloque de metas de realización personal que son
de naturaleza inmaterial. Me refiero a aquel conjunto de objetivos individuales
que tienen como finalidad cultivar nuestras virtudes, destrezas y
conocimientos. En este aspecto, una aguda observación del psicólogo español
Rubén Turienzo, es la de que el amor fraternal es la piedra angular sobre la
que se edifica el resto de las otras cualidades, pues sin él, éstas se desnaturalizan
y se reducen a mero legalismo. En otras palabras, esas virtudes, principios y
valores, solo obtienen verdadero sentido a partir del hecho de que su raíz esté
contenida en el amor.
Finalmente
anoto lo más esencial que se debe señalar, y es el hecho de que la base
fundamental sobre la cual se construye con eficacia todo el edificio de la
realización personal, es el de una sana espiritualidad con compromiso moral.
Ello porque toda espiritualidad que carece de compromiso moral no es otra cosa
que mera superstición. Donde tal carencia existe, la idea de lo sobrenatural se
reduce a credulidad sin aspiración virtuosa, pues el supersticioso se limita a
creer en aquello que posee carácter mágico, como si tal tipo de sobrenaturalidad
tuviese valor por sí misma. En sentido inverso, una espiritualidad genuina
subordina lo sobrenatural a la virtud moral. En otras palabras, la idea de
Dios, y las convicciones sobre su participación sobrenatural en la historia,
siempre estará condicionada en aquel bien superior que es enfocado en el
ejercicio de las virtudes y en el resguardo de principios de vida. Esa es la
forma genuina de ejercer la espiritualidad, y así entendida, se convierte en la
piedra angular sobre la cual puede construirse toda realización propia. Si
cualquiera de todos esos elementos aquí descritos falta en nuestra bitácora de
realización personal, será imposible alcanzarla. De lo contrario la conquista
de nuestras metas arrojará un desbalance vital, y una contabilidad deficitaria
que tendrá logros profesionales sobre la base de atropellar nuestras relaciones
afectivas, logros materiales a costa de nuestra salud, o el alcance de metas
sociales sobre la base de pisotear nuestros principios espirituales y morales
más preciados. En fin, realizaciones pírricas.
fzamora@abogados.or.cr
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