miércoles, 28 de agosto de 2024

COSTA RICA Y NICARAGUA: DOS CAMINOS

 Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista

En una entrevista que concedí a Andrea Alemán del centro español Instituto de Empresa, se me preguntaba ¿por qué razón Costa Rica es hoy uno de los países latinoamericanos con mejores índices de prosperidad, mientras Nicaragua disputa ser el segundo país más pobre del continente? Me atrevo a contestar que la diferencia esencial ha sido que Costa Rica fue una nación colonizada, mientras que, nuestros vecinos, una región que sufrió siglos de conquistas violentas. Por las razones que expondré, espero demostrar la importancia de romper con el autoritarismo en nuestras naciones, un fenómeno que es verdadero obstáculo para el desarrollo. Veamos. Lo primero que debe advertirse es que la población originaria nicaragüense, tanto los dirianes como los nahuas, -las dos etnias más numerosas-, se caracterizaban por una forma de organización sociopolítica violenta y despótica al extremo. Básicamente pueblos con dinámicas de poder feroces. De ellos, el más populoso eran los niquiranos que eran nahuas o aztecas a los que se les conocía como nicaraos. Esto por cuanto en el territorio de lo que hoy es Nicaragua y al momento de la llegada de Gil González Dávila, dominaba la estirpe del cacique Niqueragua, razón por la que se les llamaba así a sus súbditos. El problema más grave fue el contexto sociocultural de esas etnias de raíz nahua o azteca, que eran sociedades basadas en prácticas de una enorme crueldad. A manera de ilustración, el reputado educador mexicano José Vasconcelos, nos recuerda que la antropofagia era una práctica habitual en los aztecas, especialmente en los rituales, que terminaban con bacanales en los que los militares y los chamanes aztecas ingerían los brazos y piernas de sus víctimas sacrificiales. El consenso de los historiadores confirma que dichos pueblos vivían en guerra perpetua con el objetivo de obtener prisioneros para sus sacrificios litúrgicos. Prácticas en las que se extraían los corazones y entrañas de las víctimas, que se arrancaban en los altares con cuchillos de obsidiana mientras la víctima yacía viva.

 

El verdadero valor de una sociedad radica en la naturaleza ética de su organización sociocultural, y en este sentido, el consenso existente en relación a las grandes civilizaciones precolombinas, es que eran teocracias muy sanguinarias. Académicos como Alfonso Caso, arqueólogo y ex rector de la UNAM, o el venezolano Mariano Picón, nos recuerdan que, -en la cosmovisión precolombina-, los sacrificios humanos eran prácticas que abarcaban todas las épocas del año. De hecho, en su profusa investigación sobre la historia precolombina de América, Juan Zorrilla San Martín documentó que, para esas comunidades, el año litúrgico iniciaba con la masacre sacrificial de muchos niños, lo cual ocurría el segundo día de lo que para nosotros es febrero. Para asegurar las lluvias anuales, en esa fecha se ejecutaban ritos en los que se les extraía el corazón a grupos de niños en honor a los dioses del agua. El resto del año se continuaba con otro tipo de ceremonias similares. De esas espantosas prácticas tampoco escaparon las escasamente pobladas etnias que habitaban lo que hoy es el territorio costarricense. En su crónica sobre la conquista de Costa Rica, escrita en 1940 para la Revista del Archivo nacional, el antropólogo catalán Jorge Lines refiere lo que se conoce como los enterramientos secundarios, en los que se acostumbraba sacrificar entre cuatro a seis mancebos indios para enterrarlos con ocasión de la muerte de los principales indígenas. Entre otros historiadores, esta práctica la confirmó Ricardo Fernandez Guardia en su investigación publicada en 1908. Volviendo al precedente nicaragüense, queda claro el contexto profundamente desigual y violento que existía en Nicaragua para el momento de la conquista. Más como si aquello fuera poco, el historiador y ex presidente dominicano Juan Bosch nos recuerda que cuando Pedrarias Dávila llega a Nicaragua, en su exagerada avidez por conseguir mano de obra servil y extraer cada vez mayores cantidades de recursos, insiste en preservar un régimen opresivo que ha prevalecido en dicho territorio vecino, consolidando el caldo de cultivo de un enorme autoritarismo y de una gran desigualdad, lo que ha impedido hasta hoy su prosperidad.

 

El caso de Costa Rica es distinto. Lo primero a señalar es que, de acuerdo a los cálculos documentados por Monseñor Bernardo A. Thiel, al momento del arribo de los españoles a nuestro territorio, la población nativa era tan ínfima que apenas alcanzaba los veintisiete mil habitantes. Mientras los informes de los conquistadores españoles en Nicaragua refieren importantes cantidades de indios, los informes de los españoles que visitaron territorio costarricense durante la conquista hablan de una gran escasez de pobladores nativos. Además, la naturaleza de las comunidades nativas de lo que hoy es nuestro territorio, era de una condición mucho más pacífica. Por ejemplo, en su obra sobre el descubrimiento de Costa Rica, el historiador Ricardo Fernandez Guardia refiere que, desde que en 1522 Gil González Dávila les compartió el evangelio a los chorotegas, que eran la etnia más numerosa de nuestro territorio, tomaron muy en serio su condición de cristianos. Al punto que, según refiere Gonzalo Fernández de Oviedo, el mismo príncipe de dichos nativos no permitió que a sus súbditos se les siguiese llamando indios, sino cristianos. A lo anterior se suma un dato que es consenso entre los investigadores, y es el hecho de que Juan Vásquez de Coronado, nuestro principal conquistador, más que solo un militar fue un pacifista. En la obra biográfica de aquel conquistador, el reputado historiador Carlos Meléndez refiere al hecho de que la experiencia americana de Vásquez lo había hecho un fiel seguidor del espíritu del padre Las Casas y de Francisco de Vitoria, al punto que, parafraseando a Meléndez: “el buen trato a los naturales fue uno de los rasgos más suficientemente reconocidos en Vásquez de Coronado”. Todo lo anterior permitió que nuestra interacción entre indios y españoles fuera mucho menos violenta y traumática.

 

Así la fundación de lo que hoy es nuestra nación estuvo determinada por tres fenómenos indiscutibles: la poca población de nuestro territorio, el buen trato de sus principales conquistadores hacia esa escasa población nativa, y la paulatina emigración de europeos, principalmente españoles de cultura judeo-sefardita, que eran poseedores de un acervo de más de seis mil años de cultura. Buena parte de dichos colonos venían en busca de libertades para practicar su fe, -y proviniendo de una Europa no tropical-, se agradaban del clima fresco de las altas mesetas de nuestros valles centrales.  Ello provocó que, como sucedió con Uruguay o Argentina, Costa Rica fuese una sociedad con un proceso gradual de colonización dirigido por colonos cultos, con un espíritu independiente y huraño, creando el caldo de cultivo para un sistema sociopolítico mucho menos autoritario. Sin embargo, no dudo que nuestros vecinos lograrán romper con ese ciclo de violencia autoritaria, y que un camino de concordia será posible. fzamora@abogados.or.cr  

GLOBALISMO VIGILANTE

Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista

Se puede afirmar con total seguridad que la historia universal cuenta con tres etapas de globalismo. La primera de ellas fue provocada por las compañías de indias. Cuando arrancó en el siglo XVI la revolución mercantil gracias a las posibilidades técnicas de traficar bienes a gran escala, al mismo tiempo los imperios impusieron las barreras para monopolizar los mercados. El primero en imponerlas fue el imperio español, que estaba controlado por una monarquía absolutista que instituyó la “Casa de contratación de las indias”, una compañía que monopolizó el comercio de las colonias españolas durante el apogeo del control de sus tierras de ultramar. Ello provocó la reacción de holandeses e ingleses, que consistió en empoderar a sus propios comerciantes y mercaderes, otorgándoles concesiones de exploración y conquista en territorios de ultramar, incluyendo la potestad de armarse. Las compañías mercantiles indianas, como se les llamó, finalmente resultarían igualmente enemigas del ideal de la libertad comercial, en tanto ellas representaban una suerte de carteles monopolizadores de la actividad económica de ultramar. Célebres serían la compañía británica de indias orientales, que recibió carta real de la corona británica, y con ello la concesión del monopolio de productos y rutas comerciales. También reconocida sería la compañía neerlandesa de indias, que representó la versión de ese tipo de cartel en los Países bajos, y la compañía francesa de indias orientales, que fue concesionaria del monopolio comercial francés de Sudáfrica a Malasia. Siglos después surgirían las compañías danesa y sueca de indias. La mayoría de ellas contaban con privilegios como el de exenciones tributarias, potestad de hacer la guerra, -como la que le hicieron por el opio a China-, firmar avales del tesoro real, monopolizar el tráfico de bienes y rutas, y hasta nombrar embajadores a nombre de las coronas.

 

La segunda era globalista surgió con los acuerdos de Bretton Woods, un conjunto de políticas económicas globales a las que se adhirió prácticamente la totalidad del mundo económico capitalista, bajo un sistema de reglas y organismos internacionales que rigieron la actividad financiera mundial, y que alcanzó su plena influencia hasta la década de los años 1980. La tercera y última era de la globalización nace con el desarrollo del internet, y podríamos llamarla de globalismo vigilante con una aspiración de máximo control. Shoshana Zuboff, académica de la Universidad de Harvard, define algunas de las características de esta nueva versión del poder globalista desde la perspectiva del comportamiento económico. En este caso, es la capacidad de los grandes emporios económicos, utilizando la información digital para vigilar, conducir y predecir el comportamiento humano. Se trata de un nuevo mercado global en donde, incluso, hay oferta y demanda para adquirir información que permita predecir la actividad económica de los ciudadanos. Para los demandantes de ese mercado que permite conocer nuestros comportamientos futuros, el acceso a nuestra actividad digital íntima es esencial, pues es allí donde se extraen el cúmulo de datos que son básicos en función de los intereses de otros. Es la sustitución de la sociedad industrial, por una sociedad instrumentaría.

 

El problema de este globalismo vigilante no es el avance tecnológico por sí mismo, como lo es por ejemplo el avance de la inteligencia artificial, sino la lógica que subyace en la aplicación de esa tecnología en beneficio del poder que la controla. La cuestión no está en las diferentes tecnologías que utiliza el globalismo vigilante. El dilema no está en los algoritmos, la inteligencia de máquinas, ni las distintas redes y plataformas digitales, sino en la vocación de control y obtención espurio de beneficios que obtienen quienes controlan los hilos que permiten que esos sistemas y maquinarias funcionen. En este punto amerita aclarar que no se trata de la vigilancia, control y obtención de información consentida para mejorar los bienes y servicios del mercado, sino de prácticas engañosas como la del programa Beacon. Este programa se promocionó como una forma novedosa de ofrecer información, pero lo que realmente hacían era monitorizar por la web las adquisiciones de sus usuarios para transmitir a terceros la información sin el consentimiento de los miembros del programa. Uno de los mayores escándalos en relación a esa plataforma, la provocó la denuncia de un usuario, que descubrió que la compra íntima de un juego de diamantes para su novia, en una tienda en línea, había sido informada a terceros. Otro caso revelador sucedió en el año 2016, cuando “Register”, un informativo de tecnologías sacó a la luz que la aplicación “Google play”, instalada en los celulares Android, comprobaban constantemente las ubicaciones de los usuarios de los celulares remitiendo esa información a aplicaciones de terceros, e incluso a los servidores de Google. Según dicho boletín informativo, precisamente fue un investigador en temas de seguridad, quien descubrió el asunto al ver que cada vez que cruzaba la puerta de una reconocida marca comercial, su teléfono lo invitaba a descargar la aplicación de esa misma marca, para descubrir después de una exhaustiva investigación, que dicho emporio digital había controlado sus ubicaciones miles de veces.            

 

Para Zuboff, este globalismo exige para sí la experiencia humana, concibiéndola como si fuese simplemente materia prima obtenida gratuita y subrepticiamente, y la cual puede ser traducida en datos de comportamiento. Para la académica, es una nueva era globalista, vigilante, controladora e incluso directiva de la conducta de los consumidores, que ataca principalmente los fundamentos de la soberanía individual, el libre albedrío de los individuos. Peor aún, desde la perspectiva social, socava también el concepto mismo del orden democrático y soberano de las naciones. John Tomlinson, investigador de la Universidad de Nottingham, definió que era una “desterritorialización como condición de una nueva aspiración globalizadora”. En esencia, una vocación que parece aspirar a sustituir los Estados nacionales por entidades corporativas internacionales. Algo que debe ser a toda costa resistido. fzamora@abogados.or.cr  

lunes, 19 de agosto de 2024

REVITALIZAR LA CULTURA EDUCATIVA DEL ESFUERZO

 Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista

¿Por qué los asiáticos destrozan a Occidente en las evaluaciones PISA? Estas evaluaciones mundiales miden la capacidad de los estudiantes de ochenta países en el mundo para leer y comunicarse adecuadamente, para resolver problemas matemáticos universales, y medir otros conocimientos de cultura científica básica. Países occidentales de altos ingresos, como Finlandia o España, están cayendo en picada en estas pruebas frente a las naciones asiáticas.  En Costa Rica es usual escuchar a profesores de los niveles superiores alarmados al testificar que llegan a sus aulas estudiantes que, habiendo pasado por grados previos, no tienen habilidades mínimas de comprensión de lectura, pensamiento crítico, o resolución de problemas matemáticos con algún grado de dificultad. La respuesta es que Asia ha enfocado su modelo educativo hacia una cultura de esfuerzo en la adquisición de conocimientos por parte del estudiante, potenciando las capacidades de los estudiantes a través de una sostenida disciplina, y la interacción permanente entre el educador y el estudiante. Por el contrario, Occidente tomó la dirección inversa. Por ejemplo, en los últimos cuatro años se han dado los peores resultados PISA de la historia española en matemáticas y ciencias, precisamente después de implementada la polémica “ley Celaá”, una ley que fue acusada por distintos educadores, investigadores y agrupaciones docentes españolas, como promotora del menor esfuerzo en los estudiantes. El docente e historiador español Jesús Angel Romero, denunciaba en la prensa el daño que la ley Celaá le hacía a su sistema educativo, al permitir la graduación secundaria de educandos con un número indeterminado de suspensiones, permitiéndose la barbaridad de aprobaciones de un primer año secundario a estudiantes con hasta ocho o nueve suspensiones, que en palabras de dicho docente es un “aspecto chocante que llama la atención… así, el problema del abandono escolar se trata de solucionar regalando títulos devaluados”.  

Occidente adoptó un modelo educativo que adolece de la enorme desventaja de promover el facilismo, desenfocando la necesidad de obtener y adquirir conocimientos, y peor aún, abusando de una extrema tolerancia en la utilización de herramientas tecnológicas en los procesos educativos, las cuales son un atajo que está provocando una desmejora del esfuerzo propio, y un vacío en la adquisición de conocimientos. Se sustituyó la clase magistral y el esfuerzo por adquirir y procesar conocimiento a través del esfuerzo propio, para darle una importancia excesiva y sobredimensionada a la aplicación de la tecnología, situación que provoca que se acorte el camino del esfuerzo por investigar, aprender y razonar críticamente, evitando así la presión y obligación de procesar y conservar por sí mismo los conocimientos. Es casi una mala palabra obligar al educando a leer y redactar, concentrándose en libros y obras literarias que hayan superado el paso del tiempo, y entonces se llega al extremo de no dar importancia a la ortografía, mucho menos a la redacción. Otra amenaza a raíz de este exagerado uso de la tecnología en los procesos educativos, proviene del hecho que la manipulación cibernética representa un tema reconocido, incluso por los mismos activistas que promueven la maximización de la tecnología en la docencia. Los riesgos de manipular a los jóvenes a través del uso permanente de la tecnología son muchos, al punto que algunos especialistas han dado en llamarlo el despotismo de los algoritmos, pues éstos funcionan con mecanismos que desestimulan los puntos de vista o criterios distintos u opuestos al momento de recibir información automática de los motores de búsqueda, con lo cual cualquier adoctrinamiento se ve facilitado.

Cristóbal Cobo, experto en investigación docente del Banco Mundial, ha advertido del peligro que implica dar mayor prioridad a la tecnología que a la interacción personal entre el educador y el educando, y para ello recordó que una de las complejidades del proceso educativo es que, más que la simple obtención facilista de datos, la educación es sobre todo, formación en valores y consejos para salir de situaciones humanas que desafiarán al joven a través de su actividad profesional y de su vida, un aspecto que no es exportable ni reducible a algoritmos. De allí el peligro de esta tendencia a un facilismo que está abandonando la educación al simple uso de las herramientas “tech”. Lo anterior se agrava si tomamos en cuenta que el control de todo el sistema cibernético del mundo está aún más concentrado que la economía y el mercado en general, pues sabemos que el 90% de las búsquedas se gestionan a través de Google, el 95% de las computadoras del planeta se ven obligadas a usar los sistemas operativos que controlan las dos empresas Microsoft y Apple, y el 74% de los usuarios mundiales de la web utilizan algún tipo de servicio ofrecido por la empresa META, al extremo que todas las compañías tecnológicas del planeta acumulan hoy el 80% de la riqueza corporativa mundial.     

Una consecuencia marginal de este retroceso en la cultura educativa del esfuerzo, se refleja también en aspectos como una seria crisis de comportamiento de los estudiantes, algo de lo que el país ha sido testigo a través de sucesos que nos han escandalizado, como los ocurridos en el pasado mes de julio cuando una estudiante fue humillada y atacada por otro educando en el autobús que le daba servicio a una institución educativa sancarleña. En este sentido, parte del problema es que, cuando los profesores exigen disciplina y urbanidad, el mundo se les viene encima. Allí el profesor se enfrenta al irrespeto incluso de algunos padres de familia, y a un sistema que resulta represor contra el mismo educador, pues el sistema ha girado para buscar castigo contra los profesores que exigen la disciplina del estudiante, o una adecuada ética de respeto en la convivencia entre ellos. Es indispensable revertir esta tendencia y ofrecer un mayor empoderamiento al educador, pues éste sigue siendo factor fundamental para la orientación vocacional y formativa del alumno. Si seguimos dando cabida a esta nueva contracultura, por más recursos que inyectemos, seguirá en picada la educación, y con ello, su misión civilizadora.

Finalmente, otro elemento dañino que se une a esta corriente facilista, es la tendencia posmoderna que devalúa la verdad ante un relativismo militante, lo que ha provocado que la real academia alertara en uno de sus informes, publicado el 14 de diciembre del año 2023 por el diario español El mundo, que el nuevo modelo de sistema educativo está sustituyendo el razonamiento, dando más importancia a las opiniones subjetivas y a las emociones de los alumnos. fzamora@abogados.or.cr