Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista
¿Por qué los asiáticos destrozan a Occidente en las evaluaciones PISA? Estas evaluaciones mundiales miden la capacidad de los estudiantes de ochenta países en el mundo para leer y comunicarse adecuadamente, para resolver problemas matemáticos universales, y medir otros conocimientos de cultura científica básica. Países occidentales de altos ingresos, como Finlandia o España, están cayendo en picada en estas pruebas frente a las naciones asiáticas. En Costa Rica es usual escuchar a profesores de los niveles superiores alarmados al testificar que llegan a sus aulas estudiantes que, habiendo pasado por grados previos, no tienen habilidades mínimas de comprensión de lectura, pensamiento crítico, o resolución de problemas matemáticos con algún grado de dificultad. La respuesta es que Asia ha enfocado su modelo educativo hacia una cultura de esfuerzo en la adquisición de conocimientos por parte del estudiante, potenciando las capacidades de los estudiantes a través de una sostenida disciplina, y la interacción permanente entre el educador y el estudiante. Por el contrario, Occidente tomó la dirección inversa. Por ejemplo, en los últimos cuatro años se han dado los peores resultados PISA de la historia española en matemáticas y ciencias, precisamente después de implementada la polémica “ley Celaá”, una ley que fue acusada por distintos educadores, investigadores y agrupaciones docentes españolas, como promotora del menor esfuerzo en los estudiantes. El docente e historiador español Jesús Angel Romero, denunciaba en la prensa el daño que la ley Celaá le hacía a su sistema educativo, al permitir la graduación secundaria de educandos con un número indeterminado de suspensiones, permitiéndose la barbaridad de aprobaciones de un primer año secundario a estudiantes con hasta ocho o nueve suspensiones, que en palabras de dicho docente es un “aspecto chocante que llama la atención… así, el problema del abandono escolar se trata de solucionar regalando títulos devaluados”.
Occidente
adoptó un modelo educativo que adolece de la enorme desventaja de promover el facilismo,
desenfocando la necesidad de obtener y adquirir conocimientos, y peor aún, abusando
de una extrema tolerancia en la utilización de herramientas tecnológicas en los
procesos educativos, las cuales son un atajo que está provocando una desmejora
del esfuerzo propio, y un vacío en la adquisición de conocimientos. Se
sustituyó la clase magistral y el esfuerzo por adquirir y procesar conocimiento
a través del esfuerzo propio, para darle una importancia excesiva y
sobredimensionada a la aplicación de la tecnología, situación que provoca que
se acorte el camino del esfuerzo por investigar, aprender y razonar
críticamente, evitando así la presión y obligación de procesar y conservar por
sí mismo los conocimientos. Es casi una mala palabra obligar al educando a leer
y redactar, concentrándose en libros y obras literarias que hayan superado el
paso del tiempo, y entonces se llega al extremo de no dar importancia a la
ortografía, mucho menos a la redacción. Otra amenaza a raíz de este exagerado
uso de la tecnología en los procesos educativos, proviene del hecho que la
manipulación cibernética representa un tema reconocido, incluso por los mismos
activistas que promueven la maximización de la tecnología en la docencia. Los
riesgos de manipular a los jóvenes a través del uso permanente de la tecnología
son muchos, al punto que algunos especialistas han dado en llamarlo el
despotismo de los algoritmos, pues éstos funcionan con mecanismos que desestimulan
los puntos de vista o criterios distintos u opuestos al momento de recibir
información automática de los motores de búsqueda, con lo cual cualquier
adoctrinamiento se ve facilitado.
Cristóbal
Cobo, experto en investigación docente del Banco Mundial, ha advertido del
peligro que implica dar mayor prioridad a la tecnología que a la interacción
personal entre el educador y el educando, y para ello recordó que una de las
complejidades del proceso educativo es que, más que la simple obtención
facilista de datos, la educación es sobre todo, formación en valores y consejos
para salir de situaciones humanas que desafiarán al joven a través de su
actividad profesional y de su vida, un aspecto que no es exportable ni
reducible a algoritmos. De allí el peligro de esta tendencia a un facilismo que
está abandonando la educación al simple uso de las herramientas “tech”. Lo
anterior se agrava si tomamos en cuenta que el control de todo el sistema
cibernético del mundo está aún más concentrado que la economía y el mercado en
general, pues sabemos que el 90% de las búsquedas se gestionan a través de
Google, el 95% de las computadoras del planeta se ven obligadas a usar los
sistemas operativos que controlan las dos empresas Microsoft y Apple, y el 74%
de los usuarios mundiales de la web utilizan algún tipo de servicio ofrecido
por la empresa META, al extremo que todas las compañías tecnológicas del
planeta acumulan hoy el 80% de la riqueza corporativa mundial.
Una
consecuencia marginal de este retroceso en la cultura educativa del esfuerzo,
se refleja también en aspectos como una seria crisis de comportamiento de los
estudiantes, algo de lo que el país ha sido testigo a través de sucesos que nos
han escandalizado, como los ocurridos en el pasado mes de julio cuando una
estudiante fue humillada y atacada por otro educando en el autobús que le daba
servicio a una institución educativa sancarleña. En este sentido, parte del
problema es que, cuando los profesores exigen disciplina y urbanidad, el mundo
se les viene encima. Allí el profesor se enfrenta al irrespeto incluso de algunos
padres de familia, y a un sistema que resulta represor contra el mismo
educador, pues el sistema ha girado para buscar castigo contra los profesores que
exigen la disciplina del estudiante, o una adecuada ética de respeto en la convivencia
entre ellos. Es indispensable revertir esta tendencia y ofrecer un mayor
empoderamiento al educador, pues éste sigue siendo factor fundamental para la
orientación vocacional y formativa del alumno. Si seguimos dando cabida a esta
nueva contracultura, por más recursos que inyectemos, seguirá en picada la
educación, y con ello, su misión civilizadora.
Finalmente,
otro elemento dañino que se une a esta corriente facilista, es la tendencia
posmoderna que devalúa la verdad ante un relativismo militante, lo que ha provocado
que la real academia alertara en uno de sus informes, publicado el 14 de
diciembre del año 2023 por el diario español El mundo, que el nuevo
modelo de sistema educativo está sustituyendo el razonamiento, dando más
importancia a las opiniones subjetivas y a las emociones de los alumnos. fzamora@abogados.or.cr
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