Dr. Fernando Zamora Castellanos.
Abogado constitucionalista
El
libro y el periódico en su formato tradicional de papel sobrevivirá, y por el
bien de la cultura, debe regresar como fenómeno de grandes masas. Por las
razones que explicaré, la existencia de la literatura en papel seguirá siendo
indispensable entre los ciudadanos que se toman en serio ejercer lecturas
prolongadas. Buena parte de esas razones son estadísticas alarmantes que nos
llevan a la convicción definitiva sobre lo necesario que es para el cerebro
disminuir el uso de los aparatos electrónicos. Una de las consecuencias de la
exposición prolongada a los aparatos tecnológicos, es que el cerebro se
incapacita para prestar concentración por largos períodos. Por el contrario, cuando
se toma un libro o un periódico, nos vemos obligados a enfocar ese instante
vital en el ceremonial que representa la lectura a partir del ejemplar que nuestras
manos poseen. Según investigaciones de la Universidad de Oxford, leer en
ordenadores digitales impele a una constante desconcentración, sea por las
comunicaciones que llegan a los mismos artefactos, sea por algún correo o por la
interrupción que el mismo ordenador provoca ante cualquier hipervínculo o
notificación momentánea, hasta ser expulsado de ese mundo que te dejaba absorto
en el embeleso de la buena lectura. En el caso de aparatos electrónicos destinados
exclusivamente a la lectura, como kindle, el problema es de otra naturaleza,
tal como veremos.
De acuerdo a estudios de la lingüista estadounidense Naomi Baron, con el uso masivo de ordenadores electrónicos para leer, han aumentado sustancialmente los porcentajes estadísticos de estudiantes universitarios incapaces de terminar lecturas extensas. Investigaciones publicadas por la inglesa Universidad de Loughborough, han denominado “conducta de chequeo” al comportamiento caracterizado por constantes inspecciones a los aparatos electrónicos en búsqueda ansiosa y célere de información sin mayor profundización, lo que hace además que nuestra capacidad de enfoque en actividades productivas prolongadas sea cada vez menor. La conclusión del experto en data Leo Yeykelis, publicada por la Universidad de Oxford, determinó que el setenta y cinco por ciento de los estudiantes sometidos a experimentación en sus laptops, no lograba superar el primer minuto de concentración sobre un contenido, pasando a otro cada diecinueve segundos de promedio. Otro dato publicado por el medio digital Wired, señalaba que los ejecutivos chinos de la red social Tik-Tok reconocían que sus investigaciones internas documentaban que los videos de más de sesenta segundos causaban estrés en el cincuenta por ciento de sus usuarios. Y de acuerdo al académico en filosofía Pablo Muñoz Iturrieta, el número de personas remitidas a tratamiento clínico por adicción a los artefactos tecnológicos aumentó en un mil por ciento, al extremo que en China se han abierto más de trescientas clínicas especializadas en el problema. Según un estudio realizado en veinticuatro países, y documentado por la revista académica “Computers in human behavior”, las consecuencias de pasar mucho tiempo detrás de las pantallas electrónicas son muy parecidas al de las sustancias dañinas, como lo son problemas físicos (usualmente oculares por el brillo de las pantallas) los síndromes de abstinencia, disipación de la actividad productiva, empeoramiento de las relaciones familiares, dificultades de aprendizaje, emociones negativas, necesidad de liberar dopamina, entre otras muy similares a lo que sucede con otros vicios.
fzamora@abogados.or.cr
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