lunes, 27 de marzo de 2017

LOS IDEALES DE LA REPUBLICA

Dr. Fernando Zamora Castellanos
Abogado constitucionalista.

Publicado en el diario La Nación:
http://www.nacion.com/opinion/foros/ideales-Republica_0_1623837635.html

Un síntoma característico de descomposición cultural de una República es la pérdida del sentido de gratitud hacia sus próceres. Y una actitud crítica de las sociedades enfermas, es que devalúan el reconocimiento al mérito cívico. En sentido contrario, las naciones prósperas y cultas le dan importancia capital al ejercicio de incentivar las virtudes patrióticas. De hecho, en esas naciones se hace un sano culto alrededor del civismo. Reconocen que la fuerza moral es el mayor capital de una nación, y así es necesario impregnar tal vocación al ejercicio del poder. El civismo es una vocación que en una sociedad debe ejercitarse constantemente, de lo contrario, se entroniza su antónimo, el cinismo. Tanto así, que las naciones cultas destinan buena parte de sus recursos a exaltar las virtudes patrióticas, mediante visibles símbolos externos: monumentos, guardias de honor, santuarios cívicos. Allí los ciudadanos -especialmente los jóvenes-, disfrutan de espacios y símbolos visuales de recogimiento, en agradecida reflexión, meditando respecto de las jornadas heroicas y los sacrificios que sus ancestros hicieron para conquistar lo que disfrutan. El Expresidente Julio Acosta sostenía que donde hay gloria, no hay paga, y donde hay paga, no hay gloria. Pero la paga a la que se refería, -aquella que mina la gloria- es la paga en dinero. Por demás, eso no significa que el prócer no deba ser retribuido. En lo restante, la paga es precisamente la gloria, pues los pueblos agradecidos pagan con tributo de honor y reconocimiento. Si no es el cultivo de la memoria agradecida de un pueblo, entonces, ¿cuál es la retribución que incentiva al idealista? La inscripción en la estatua a León Cortés, refleja el propósito esencial de todo monumento cívico: “Al estadista, el pueblo agradecido”.


Insisto, si la posteridad histórica no reconoce los méritos a sus héroes y próceres cívicos, ¿qué incentivo tiene la juventud para forjar los grandes ideales ciudadanos?  Un triste ejemplo de la falta de memoria y cultura patriótica, es lo sucedido con nuestro ya inexistente “Paseo de los Estudiantes.” Si no logramos restituir ese paseo, lo que las futuras generaciones nunca sabrán, es que se denominó así, en memoria de la gesta que protagonizaron los estudiantes de principios del siglo XX, para confrontar la dictadura de los hermanos Tinoco. Lean nuestros jóvenes al historiador Eduardo Oconitrillo, para comprender la importancia y el porqué de aquel Paseo. (Los Tinoco. ECR, 1980) Y aquí no se trata de demeritar la encomiable iniciativa sobre el barrio chino que ejecutó la Municipalidad de San José. No quepa duda que exaltar el aporte de la colonia china a nuestra nación es una decisión acertada de nuestro alcalde. Pero en resguardo a nuestra memoria patriótica, a corto plazo, la Municipalidad puede trasladar la ubicación del barrio chino, y restaurar el paseo transformándolo en un espacio cívico en homenaje a los patriotas de esa gesta.

 

En momentos de crisis de la cultura, ¿por qué es esencial restaurar la vocación cívica nacional? Porque lo que fundamentalmente la crisis de la cultura amenaza, son los ideales y valores de la república. Extirpemos el mito de que los ideales republicanos costarricenses son producto de una suerte de graciosa concesión de la diosa fortuna y que Costa Rica fue un idílico Shangri-la, de donde derivamos todas nuestras libertades, derechos e instituciones democráticas. Para el que supone esto, hago un breve recuento de lo que registra nuestra historia nacional. Desde abril de 1823 y hasta el año 1949, fecha en la que ocurre el “cardonazo” –la última intentona militar para derrocar a un gobernante costarricense-, Costa Rica había sufrido -para ser exactos-, setenta y cuatro quebrantamientos, ya sea contra el orden constitucional o las autoridades instituidas. El siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, fue un período pletórico en guerras fratricidas, derrocamientos militares, golpes de Estado, fusilamientos, caídas de constituciones y nuevas proclamas constitucionales. La sangre derramada en los campos se inaugura con la guerra de 1823. San José y Alajuela, -republicanos-, avanzan contra Cartago encontrándose de forma sangrienta y fratricida en Ochomogo. Fue el primer dolor de parto en favor de la República. Por cierto, de forma ingrata nuestra sociedad ha olvidado al primer héroe de esa gesta: Gregorio José Ramírez, líder republicano. Apenas doce años después de esos hechos, las fracturas localistas protagonizan un nuevo baño de sangre,  cuando Cartago, Heredia y Alajuela se levantan en armas contra el gobierno de Braulio Carrillo. Súmense a las constantes intentonas y derrocamientos, varias invasiones a nuestro territorio por parte de fuerzas extranjeras. En 1836, el gobierno colombiano del General Santander invade Costa Rica y se apropia de Bocas del Toro. En ese mismo año, a Liberia se le otorga el rango de Ciudad, por su lealtad y heroísmo al repeler fuerzas invasoras desde Nicaragua, que pretendían apropiarse de Guanacaste. Y como todos sabemos, veinte años después, la invasión vendría de fuerzas militares filibusteras del sur confederado de los Estados Unidos. Allí Juan Rafael Mora se hizo gigante. Aquí también nuestra sociedad fue -y sigue siendo-, ingrata con su memoria. Conducta que es peligrosa, pues las sociedades que olvidan a sus prohombres, invocan para sí los demonios de un futuro sombrío.  

 

Así pues, es claro que ninguna de nuestras instituciones, ni libertades, han sido gratuitas. Estas han sido el resultado de partos dolorosos. Es con dolor que Costa Rica ha forjado sus grandes ideales republicanos. Y tener siempre presente esos ideales, es un ejercicio cívico indispensable. Citemos solo algunos de ellos. Somos un país combativo por los valores de la dignidad humana. Tanto así que, históricamente, hemos afirmado una política exterior que ha optado por los débiles y vulnerables cuando son sojuzgados por las satrapías y dictaduras. Y con ello, una tradición de censura a los extremismos ideológicos. Permanentemente hemos optado por la libertad, y desde la segunda mitad del siglo pasado, asumiendo una vocación antimilitarista. Además, una nación cuyos traumas nos enseñaron a apegarnos al derecho, a la igualdad, y a la verdad. Una nación con una firme identidad espiritual, aunque también respetuosa de otros credos. En síntesis, una nación de colonos e inmigrantes, campesinos y educadores, que ante los embates del destino, una y otra vez han decidido escoger el camino de la concordia.

fzamora@abogados.or.cr

lunes, 6 de marzo de 2017

LEOPOLDO: PRESO PERO LIBRE

Dr. Fernando Zamora Castellanos
Abogado constitucionalista.

Publicado en el periódico La Nación
http://www.nacion.com/opinion/foros/Leopoldo-preso-libre_0_1619838001.html
 

Aprovechando una breve escala, adquirí en un aeropuerto internacional el libro “Preso pero libre”, que recoge las hojas escritas por Leopoldo López que logró filtrar desde la cárcel de Ramo Verde, Venezuela. Aunque es editado por Planeta, no lo he visto en librerías nacionales. Me preocupa sospechar que por nuestra crisis cultural -traducida en pocos lectores-, nuestras librerías estén convirtiéndose en almacenes de artículos varios. La librería física es una herramienta fundamental del saber, pues en ella se puede revisar u ojear, previo a adquirirlos, la totalidad del texto de una gama de libros. Aquí la web también se convierte en arma de doble filo contra la cultura.

 

Las notas de Leopoldo son estremecedoras. Reflejan el grado de iniquidad al que ha llegado esa dictadura. En días recientes, el Tribunal de Apelaciones ha confirmado la sentencia en su contra, en un proceso plagado de vicios. Al conocer los detalles, como constitucionalista, no puedo dejar de pronunciarme clamando a nuestro Gobierno, por una posición de denuncia internacional firme. Enuncio una breve enumeración de ejemplos de los atropellos allí evidentes. Primeramente, la acusación de la fiscalía venezolana contra Leopoldo se hace sin investigación de por medio. ¿Por qué lo aseguro? porque una acusación tan compleja -como lo es la imputación de terrorismo contra un líder político opositor-, se aprobó tan solo cuatro horas después de los hechos que se reprochaban, y eso es absurdo. Además, al momento de allanar la vivienda de los López, se le informa a la familia que Diosdado Cabello -líder del régimen y expresidente del parlamento-, sin ser funcionario del poder judicial, se dirigía hacia el hogar allanado. Llegó a coaccionar a los familiares de López para que lo convencieran de desistir de su combate moral. Si Venezuela en teoría aún es república, ¿por qué un alto jerarca del régimen se involucró personalmente en la gestión de una diligencia judicial?

 

Ya preso, el opositor ha sido víctima de innumerables actos de tortura. Por obligada síntesis, citaré solo algunos. Constantes períodos de confinamiento absoluto durante semanas. A diferencia de los presos ordinarios, tanto a López como a otros reos políticos -Scarano, Ceballos y Lucchese-, se les ha impedido el acceso a las áreas comunes, a la biblioteca, la precaria cafetería, las zonas de ejercicio, y a la misa que oficiaba los domingos el Presbítero Antonio Conceicao. Uno de los casos graves de tortura en su contra, sucedió la madrugada del 26 de julio del 2014, cuando treinta encapuchados, sin custodios ni fiscales, ingresaron armados a su celda. Allí lo golpearon y le incautaron documentos de su defensa, sus notas, libros y cuadernos con información personal. Posteriormente se determinó que los asaltantes eran miembros de la dirección de contrainteligencia militar, uno de los temidos brazos represores del régimen. Un segundo caso grave sucedió la noche del sábado 25/10/ 2014, cuando Homero Miranda, su indigno carcelero, -director del penal, hombre fanático e imbuido de odio-, incitó a sus subalternos al lanzamiento de excremento por las ventanas de su calabozo, dando además instrucción inmediata de cortar el suministro de agua por más de doce horas, impidiendo así el aseo de la celda. Posteriormente, a principios del año 2015, contando ya con un año de encarcelamiento, nuevamente se le decomisaron sus libros y pertenencias siendo trasladado a un calabozo de 2x2 metros con un único baño anexo que debía compartir con treinta prisioneros.

 

Aún más, López no cuenta con comunicaciones privadas. Cualquier comunicación que tiene con sus defensores son grabadas, incluso las íntimas como las que realiza a su cónyuge. En un régimen constitucional, todo recluso tiene derecho a comunicarse en privado con sus defensores y familia, sin que esas comunicaciones sean interceptadas salvo orden previa de un juez. Continúo: su procesamiento careció de las condiciones mínimas que requiere el ceremonial judicial, al extremo que la audiencia de presentación ante el juez, realizada el 19/2/2014, se llevó a cabo en un autobús, cual si aquel fuese una sala de audiencias. En el proceso penal no se permitieron pruebas ni testigos en su defensa. El debate no fue público, ni se autorizó el careo. El hecho que esencialmente se le imputó a López es una supuesta incitación a la violencia, pues la marcha que convocó -pese a que era pacífica-, degeneró en el asesinato de dos personas. Aunque los testigos aseguran que dichas muertes fueron orquestadas por las mismas fuerzas represoras, a los defensores de López no se les permitió aportar ninguno de sus más de cien testigos, ni tampoco más de treinta videos. No tuvo oportunidad de prueba de descargo. Y pese a que Rosa Azuaje – la perito experta ofrecida por el mismo gobierno-, no halló delito alguno en los discursos pronunciados por Leopoldo en enero y febrero del 2014, éstos fueron la justificación fundamental de su condena. El corolario de tal farsa, fue el escape del fiscal Nieves quien, una vez exiliado, reconoció que todo el caso fue un montaje.            

        

En esta hora de sombras para Venezuela, los escritos clandestinos de Leopoldo contienen profunda sabiduría. Allí revela que, en la oración y en una íntima relación con Jesucristo, halló la fortaleza para enfrentar su noche oscura: “He profundizado el sentido de la oración, y ya no es un ejercicio de rutina, pues acá orar es una conversación íntima con Jesús; ha sido uno de los pilares fundamentales de mi fortaleza en la cárcel.” Escribió que recibe inspiración de la vida ejemplar del Obispo jesuita Van Thuan, perseguido y encerrado durante diez años por los comunistas vietnamitas. Asegura que la principal frustración del preso es la expectativa de cuándo será libre, pues al no ver materializado su deseo, cada día es una decepción. Sin embargo, a raíz de esa disposición espiritual, afirma que: “saldré sin rencores, a seguir luchando por la libertad del pueblo venezolano”.

 

Cuando a Costa Rica la gobernó Figueres Ferrer, Monge, o Arias -siendo tiempos más peligrosos pues estábamos rodeados de satrapías amenazantes-, nuestra política exterior tuvo un denominador común: valentía. Pese a esas amenazas, ¿acaso la voz de nuestros estadistas no fue firme? Hoy no nos resignemos a un silencio cobarde y timorato. Son más de 60 presos políticos y ya el Grupo de trabajo del Concejo de Derechos Humanos de la ONU se ha pronunciado solicitando la inmediata liberación de Leopoldo. Nuestro gobierno debe actuar con firmeza. No temamos al que mata el cuerpo, más el alma no puede matar…” (Mateo 10.28) fzamora@abogados.or.cr