jueves, 22 de diciembre de 2022

EL MILENARIO MENSAJE NAVIDEÑO

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 Aprestándonos a celebrar la nochebuena, amerita reflexionar sobre los elementos cardinales del misterio que ella encierra. Lo primero es advertir que lo que en la navidad celebramos es esencialmente un acontecimiento y no una doctrina moral, ni una teoría teológica, sino la noticia del nacimiento de quien murió martirizado asegurando que su propósito de vida fue proclamar la verdad. El problema que tal verdad nos genera, es la escandalosa dimensión de ella: la afirmación de que El es Dios encarnado. Por ello, el erudito C.S. Lewis aseguraba que, frente a la persona de Jesucristo, no había manera de permanecer indiferente pues, a partir de quien Él afirmaba ser, solo había dos caminos: o era el demente más grande de la historia, o en efecto, es quien dijo ser. En favor de esa verdad habla, por una parte, una vida coherente y sacrificada en función de su misión de vida, y por otra, la realidad de una prueba testimonial implacable, como lo era el hecho de que muchos testigos prefirieron morir martirizados antes que negar de que habían visto al nazareno resucitado. En este punto, por la experiencia de la naturaleza humana, sabemos que una persona podría estar dispuesta a morir por ideas que cree ciertas, aunque no lo sean, pero nadie estaría dispuesto a morir por insistir en hechos que sabe falsos. Así entonces, ¿qué sucedió en el itinerario de vida de quienes, siendo testigos de sus obras y conducta, concluyeron de forma implacable con la frase “¡verdaderamente tú eres el hijo de Dios!” (S.Mateo14.33)? Me refiero a esos testigos que prefirieron morir martirizados todos, antes que negar que lo habían visto resucitado. Según los datos que nos proporcionan los evangelios, se convencieron gradualmente de acuerdo a lo que fueron observando. Por eso “ver” es el verbo más usado en los evangelios: cien ocasiones en el texto que escribió Mateo, y doscientos veinte en el de Juan. En un contexto como el de la Palestina del Siglo I, ocupada por el brutal régimen de Tiberio César, aquello era literalmente un asunto de vida o muerte. No podía tratarse de una romántica disquisición de ideas, ni mucho menos de simples ensoñaciones y sugestiones, sino de “…lo que hemos visto con nuestros ojos…eso es lo que os comunicamos” (1Juan1:1-3).

Valoremos ahora un segundo aspecto, el inconmensurable milagro que implicó su mensaje, de cuyo impacto Él mismo dio fe al asegurar: “…mis palabras no pasarán” (S. Mateo 24:35). Pues bien, el mensaje que la Navidad encierra se refiere esencialmente al porqué de la existencia y proclamación de la verdad, un concepto que, en momentos en que las sociedades occidentales se debaten en una crisis existencial tan seria, viene a responder las tres interrogantes esenciales de la humanidad: primero, la pregunta de identidad ¿quiénes somos?, después la cuestión de origen, ¿de dónde venimos? también la interrogante de propósito, ¿por qué y para qué estoy aquí? y finalmente, el misterio del destino ¿hacia dónde iré al morir? Respuestas que, al descubrirlas, generan seguridad y felicidad auténticas.

Un tercer elemento es el misterio de su trascendencia en la historia, a pesar de los descomunales desafíos que el mensaje de la navidad ha enfrentado. Durante dos milenios, enfrentó cuatro grandes contrapoderes que representaron una inexorable amenaza a su existencia. La primera amenaza fue el imperio romano que, como un abortivo, desde su nacimiento pretendió acabar con él. La civilización de Roma dominaba totalmente la cultura del siglo I, y a diferencia del concepto de dignidad humana que sembró la cultura cristiana, en todo el mundo antiguo el hombre valía por su poder y sus posesiones. Pese a esto, el mensaje de la Navidad prevaleció frente al paganismo, no por el uso de la fuerza, sino porque, a pesar de la violencia dirigida contra el cristianismo, respondió con caridad frente a un mundo antiguo que no la conocía, abriendo sus brazos a los humildes y débiles. Entonces se tenía la idea de que Roma sería eterna, sin embargo, después de su desplome, arribó la larga noche del caos bárbaro, que acabó con la civilización de su tiempo. Cuando se desintegró la cultura grecolatina, el mundo fue azotado por bárbaros de diferentes procedencias; vándalos, eslavos, mongoles, bereberes, hunos y pictos, que devastaron las pocas ciudades que, a duras penas, subsistían tras la caída imperial. Los historiadores aún se asombran al verificar cómo el cristianismo pudo sobrevivir al cataclismo que los bárbaros representaron. De hecho, el descomunal desafío de reconstruir la cultura europea destruida por el caos vandálico, fue un esfuerzo de siglos, y un logro monumental de la entonces incipiente cristiandad. El mensaje navideño logró preservar el legado del mundo clásico y fundamentó la cultura occidental como no lo ha hecho ninguna otra cosmovisión. Así fue como el cristianismo superó su segundo gran desafío.

El tercer reto que enfrentó la “cultura de la navidad” fue el poderío del imperio otomano. Este fue la más grande manifestación del poder musulmán en los siglos, que se prolongó desde inicios del siglo XIV y hasta comienzos del XX. Uno de los objetivos culturales de aquel imperio, fue la imposición violenta del ideario musulmán, y con ello la abolición de la cultura de la navidad. En su punto de máxima expansión, llegó a abarcar una importante fracción del sureste europeo, el medio oriente asiático y el norte de África. Sin embargo, con el último cañonazo lanzado en la primera guerra mundial, acabó la amenaza del imperio otomano, y el mensaje de la navidad aún prevalecía. El cuarto gran contrapoder que amenazó a la cultura de la navidad, fue el laicismo materialista, que dio sus primeros pasos en la Europa del siglo XVIII y se consolida con la doctrina marxista y el poder de los soviets en Europa del este. El siglo XX vería la proscripción del mensaje de la navidad no solo en esos territorios, sino también en aquellos en donde el neopaganismo nazi azotaría. No obstante, cuando el poderío fascista se derrumbaba a mediados del siglo XX, y el soviético al finalizar esa misma centuria, la intensa y cegadora luz de la estrella de Belén aún prevalecía vigorosa y destellante.

Pues bien, pese a las evidencias, para los escépticos y bienpensantes el mensaje del pesebre no es otra cosa sino una simple ensoñación. Pero como bien lo plantea el filósofo español José Ramón Ayllon, si la fe en el misterio de la navidad es absurda, habría que preguntarse ¿qué encierra ésta que ha sido razonable para miles de hombres cultos a través de tantas y tantas generaciones, y tantos cataclismos históricos?, ¡¿qué misterioso designio ha hecho que esa quimera permanezca erguida viendo derrumbarse, -por el poder de su esperanza-, a tantos contrapoderes, imperios, revoluciones y contrarrevoluciones que se le opusieron?! ¡¿Qué poderosa fuerza hace que, una vez que se da por desechada la esperanza del pesebre, acusándola simplemente como una tradición del ayer, repentinamente ésta se asoma firme y atrevida hacia el futuro?!  fzamora@abogados.or.cr

viernes, 16 de diciembre de 2022

LECCIONES DEL MUNDIAL

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 

La participación costarricense en el mundial de futbol de Qatar 2022, nos deja varias lecciones como sociedad. La primera de ellas, es que cualquier logro relevante que podamos tener, sea de índole personal o colectiva, siempre será producto de un proceso. En otras palabras, nada de importancia se consigue sin someterse a un esfuerzo estratégicamente planificado, -y sostenido en el tiempo-, con constancia y disciplina. En este mundial, durante los dos últimos partidos que jugó nuestra selección, si bien es cierto fueron evidentes los deseos de hacer las cosas bien por parte de nuestros muchachos, de la información que se ha extraído en la opinión de los expertos, resulta claro, que la selección no tenía una identidad definida de juego. La dinámica de juego del equipo era carente de estilo y estructura definida, aunque vale advertir que esta carencia no era responsabilidad de los jugadores, pues fue claro que, en los últimos dos partidos, nuestros jugadores lo dieron todo, aunque su actuación fue más corazón que futbol. Ahora bien, un aspecto como la identidad futbolística de un equipo, si bien es cierto es una cuestión de talento, es básicamente un asunto de planificación estratégica forjada por medio de trabajo sostenido. Eso es así, no solo en el aspecto colectivo, sino incluso en el desarrollo individual del atleta. Expertos en la materia, como la estrella nacional Rolando Fonseca, reconocen que, si bien el futbolista nace con el talento, dicho don debe necesariamente ser forjado con las técnicas adecuadas, por medio de un proceso sostenido en el tiempo. 

 

La segunda lección es que, como sociedad, las conquistas que podemos alcanzar no dependen de nuestra extensión geográfica, ni tampoco del tamaño de nuestra población. Países como Croacia, Holanda, Suiza o Portugal, llegaron muy lejos en la competición, pese a que son naciones similares a la nuestra en población y extensión. La tercera lección consiste en el hecho de que la capacidad financiera no es necesariamente determinante para alcanzar éxitos en el plano deportivo o cultural. Ejemplo implacable de ello es el de que, en circunstancias de total ruina económica, Cuba alcanzara la gloria en las justas olímpicas.

Hasta el año pasado, Cuba había conquistado doscientos veintiseis medallas olímpicas, setenta y ocho de oro, de plata sesenta y ocho y de bronce ochenta, lo que la hace la nación hispanoamericana, incluyendo allí a España, más laureada en los Juegos Olímpicos. Dichos éxitos se han conseguido, a pesar de su absoluta quiebra económica. El mejor ejemplo de esta afirmación, sucedió en el llamado “período especial”, acaecido a partir de 1989, cuando la entonces defenestrada Unión Soviética suspendió la asistencia económica que otorgaba a Cuba. Pese a esa situación de casi indigencia nacional, los atletas cubanos, totalmente superados por la total ausencia de recursos económicos, compitieron al mismo nivel de excelencia con las grandes potencias mundiales, al punto que, en medio de lo más crudo del período especial fue que protagonizaron su más grande época dorada, dado que el mayor registro cubano de medallas se alcanzó en Barcelona 1992. Allí los atletas cubanos sumaron un total de 31 medallas: 14 oros, 6 platas y 11 bronces. Igualmente, en las olimpiadas australianas del año 2000, estuvieron cerca de repetir la hazaña, logrando una bicoca de 29 medallas. Pese a su dramática situación financiera, pero gracias a una disciplinada planificación, es usual ver a Cuba en el cuarto lugar del medallero mundial, o cerca de él. Una cuarta lección tiene relación con el tema de la veteranía de los jugadores. Si bien es cierto una parte importante de la afición acusó como razón de nuestro fracaso a la edad de algunas de nuestras estrellas, sin embargo, viendo el buen rendimiento de varios jugadores veteranos de selecciones que llegaron a octavos, cuartos y semifinales, muchos de ellos con más de 36 años, resulta claro que la edad no es un elemento que imposibilite el éxito deportivo. La experiencia de este mundial y otras múltiples competiciones, es la de que, pese a acumular años, un atleta puede mantener la excelencia en la competición deportiva.

Una quinta lección tiene que ver con la forja de la cultura deportiva. Es casi imposible conquistar la cima de un logro mundial si, como sociedad, no forjamos las destrezas propias de la cultura deportiva en la que aspiramos competir. En este punto ofrezco el ejemplo de Uruguay. Ese es un país que, pese a tener una menor población que la nuestra, le ha dado lecciones al mundo sobre cómo desarrollar la cultura del futbol. Aunque a eso que llaman “garra charrúa”, algunos le han llegado a atribuir su existencia, a la generalizada ingesta de carne en la población infantil y juvenil uruguaya, que podría según ellos, provocar una naturaleza de mayor fuerza y agresividad, lo cierto es que desde su infancia se les inculca a los niños uruguayos un espíritu competitivo muy acendrado. En esa cultura futbolística del Uruguay, tienen mucho que ver dos hechos históricos cardinales: el primero es que Inglaterra, nación que inventó el fútbol, tuvo una influencia fundamental en la existencia del país. Recordemos que en la independencia de Uruguay influyeron en buena medida acciones directas de la diplomacia británica, que buscaban acceso al Río de la Plata. Con la independencia de la República Oriental del Uruguay, limítrofe con la Argentina, el acceso al río resultaba una realidad internacional, y la Corona podía penetrar, por ese medio, hasta el río Paraná, accediendo así al resto del continente.  Eso provocó que Uruguay fuera muy influida por la sociedad que inventó el futbol. A lo anterior se suma el hecho de que Uruguay, un territorio sin mayor población desde las épocas de la conquista y la colonia, fuera poblado por europeos que inmigraron a finales del siglo XIX y principios del XX, época en la que se creó el futbol en Europa. Eso fue la semilla que provocó que Uruguay, siendo una nación pequeña y de escasa población, alcanzara en la segunda mitad del siglo XX, dos copas mundiales. Pero, sobre todo que, siendo una nación tan pequeña, desarrollara una tremenda tradición de cultura futbolística que les ha permitido competir de tú a tú con las potencias mundiales. Una cuestión de planificación y cultura. fzamora@abogados.or.cr  

miércoles, 23 de noviembre de 2022

LA CONFIANZA ES VITAL PARA EL DESARROLLO

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

Con insistencia he sostenido que el primer condicionante del desarrollo es la cultura, por lo que es el coeficiente cultural de las naciones, lo que determina su prosperidad o miseria. Por ello, con mi reciente libro “Raíz de miseria”, que abraza esa idea-fuerza, aspiré a contribuir al debate existente alrededor de las innumerables teorías del desarrollo. Pues bien, en apoyo a mi tesis, ha llegado a mis manos un profuso estudio dirigido por los economistas Philip Keefer y Carlos Scartascini, patrocinado por el Banco Interamericano de desarrollo (BID).

 

Dicho estudio sostiene que la confianza, que es uno de los elementos esenciales en la cultura social, radica la clave de la cohesión social y el crecimiento de los países. Pues bien, lo primero es advertir lo que entendemos por confianza. El concepto de confianza se resume como la certidumbre de lealtad en aquello donde se deposita nuestra voluntad, o bien nuestros actos. Es la convicción, ya sea en el prójimo, o en el colectivo por el que se optó. La mala noticia es que, según la encuesta integrada de valores, a la que refiere el citado estudio del BID, la confianza interpersonal en América Latina es la más baja del planeta, al extremo que, solamente una de cada diez personas afirma confiar en los demás. Una estadística que, por cierto, ha venido cayendo en barrena, pues hasta hace cuarenta años, la desconfianza estaba en la mitad del actual porcentaje. En relación al gobierno es aquí, en Latinoamérica donde la desconfianza es también la más alta del mundo.

 

Las consecuencias de la baja confianza en las instituciones públicas son graves, pues el efecto directo de la falta de confianza es el temor. Además de que debilita el ideal patriótico, provocando con ello una sociedad que asume el cinismo como regla de comportamiento. Con el debilitamiento de la consciencia cívica, crecen los niveles de informalidad y resistencia a la legalidad, pues la gente que desconfía del sistema, es la que se rehúsa a sujetarse al ordenamiento y sus regulaciones.  Con las empresas sucede igual como ocurre con los individuos, las cuales tienden a huir de aquellos países en los que éstas perciben un trato hostil hacia ellas. Tal hostilidad puede tener grados de intensidad que van, desde una orden tajante de expropiación sin mayor indemnización, hasta la sutil pero constante insistencia en controlarlas, regularlas, y encarecerles su costo de legalidad. Al límite de reducirles sus utilidades a cotas absurdas, hasta hacerles inviable su existencia práctica. Esta última es una disimulada mecánica que se limita a las dos tácticas perfectas de siempre: por una parte, regulaciones, y por otra, impuestos, ambos crecientes. A partir de allí, prosigue un círculo vicioso que afecta también otras áreas de la actividad productiva, como el sistema de crédito, que vive de la confianza y la certidumbre de los compromisos pactados.

 

En relación al tema de la confianza, estudiosos del comportamiento humano han determinado que, las personas que se sienten burladas, tienden a renunciar a la dinámica que las involucró en el engaño, lo que, en materia política, afecta diversos aspectos como el nivel de abstencionismo electoral, o la capacidad de los habitantes para emprender iniciativas comunales o colectivas que coadyuven en el mejoramiento de su calidad de vida. Y en ese sentido, hechos como el alto abstencionismo, que la ciudadanía tiende a asumir con gran indiferencia, al final provocan realidades políticas muy inconvenientes, como la que se ha vivido en nuestro país con los clanes que se han perpetuado por más de tres décadas en las corporaciones municipales, gracias al altísimo abstencionismo que sufrimos en ese tipo de procesos electorales.

 

Otra peligrosa situación a señalar, es el fenómeno político particular que ha venido ocurriendo en Costa Rica. Desde que el Presidente Chaves asume su candidatura presidencial, abraza como estrategia de campaña, un discurso de permanente descrédito contra las distintas instituciones democráticas del país, estrategia que refuerza una vez que toma el control del gobierno. La paradoja de tal actitud, es que pareciera que nuestro Presidente no advierte que uno de los elementos esenciales de la gobernabilidad, es la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, algo que, por ejemplo, es vital en aspectos como la recaudación tributaria, pues los niveles de desconfianza ciudadana en la administración de los distintos intereses públicos, tiende a transitar en paralelo con una baja recaudación tributaria. En otras palabras, si la gente deja de confiar en las distintas dependencias públicas, como lo son, entre otras, la administración de justicia, el parlamento, o las instituciones electorales, el ciudadano también tenderá a evadir sus obligaciones tributarias y, -tal como ya indiqué-, tomará además el atajo de la informalidad, eludiendo la legalidad en todo momento que le sea posible. Esa actitud ciudadana es, precisamente, la que le hará harto difícil la labor al gobernante Chaves que, para el buen funcionamiento de un gobierno, depende de una simbiosis entre funcionarios públicos enfocados en objetivos que les permitan cimentar la capacidad institucional, y una ciudadanía dispuesta a colaborar con esas instituciones. O sea, que los habitantes se involucren en los esfuerzos del desarrollo.  En otras palabras, ante las fallas del sistema, es una estrategia suicida, -y de piernas cortas-, azuzar los resentimientos y las frustraciones de la ciudadanía; inicialmente la táctica puede parecer que funciona, pero es un espejismo, pues no se llegará largo con ella.

 

En sentido contrario, ¿qué nos dice el estudio de los economistas Keefer y Scartascini, que debe hacerse para recuperar la confianza social? Lo primero que afirman es la necesidad de elevar los niveles culturales y educativos de la población, pues su estudio demuestra que las personas mal informadas, y carentes de conocimientos esenciales, son las que tienden a ser más vulnerables al engaño, y como consecuencia, son las que más desconfiarán después del sistema democrático. En cambio, quienes mejor comprenden su entorno, la realidad que los rodea, tienen mayor capacidad de confianza. Otro aspecto vital en tal confianza, es la capacidad del gobernante en enfocarse en las iniciativas públicas que verdaderamente le permitan cumplir sus promesas. Las promesas solo es posible cumplirlas con políticas públicas y proyectos de gobierno concretos, y no con retórica como simple objetivo de manipulación popular. fzamora@abogados.or.cr  

lunes, 24 de octubre de 2022

UNA VISIÓN ASOMBROSA DEL GÉNESIS

 Dr. Fernando Zamora Castellanos. Abogado constitucionalista

 Andrew Parker, director del departamento de investigación del Museo de Historia natural de Londres, publicó la obra “El enigma del Génesis” en la que, pese a su condición de no creyente, manifestaba su asombro ante la exactitud de la descripción del proceso y secuencia de la creación que se narra en el primer libro de la Biblia. Otros, como el astrofísico Hugh Ross, o el historiador natural Edwin Bevan, también han manifestado su fascinación ante tal precisión. Les resultó inaudito que tal nivel de fidelidad fuese resultado de una tradición judía cuyos orígenes se remontan a más de cuatro mil años atrás. Por las razones que citaré, para ellos la descripción es científicamente exacta desde la perspectiva de alguien que observa la secuencia a partir de una visión dada desde el interior de la tierra. Veamos porqué: la primera coincidencia entre la ciencia y el antiguo relato, corresponde a la realidad de que el universo inicia con lo que podríamos llamar una explosión ex nihilo, o sea, surgida a partir de lo que no era. Y tal como lo explica la ciencia actual, el universo, entiéndase la materia, el espacio y el tiempo, ciertamente surgen en un instante inicial, hace miles de millones de años, a partir de una masa con un volumen aún más pequeño que el de un átomo, que se expandió de modo enérgico y acelerado hasta formar la realidad existente.  La segunda coincidencia entre la ciencia y dicha narración, consta propiamente en el segundo versículo del Génesis, el cual indica que inicialmente la tierra era caos, confusión y oscuridad, y en esa etapa, tal y como también coincide la ciencia según los científicos citados, estamos ante un planeta primigenio sin el orden necesario para que la vida prospere aún, vacío de organismos y en completa oscuridad, tal y como el antiguo libro narra, pues los cosmólogos de hoy reconocen que, hace más de cuatro mil millones de años, la atmósfera terrestre era completamente opaca debido a cuatro factores: la gran cantidad de gases densos, el polvo en suspensión, las distintas sustancias interplanetarias y un frecuente bombardeo de meteoritos que contribuía a un mayor esparcimiento de polvo y escombros en la todavía espesa atmósfera terrestre. Así pues, efectivamente la tierra estaba “desordenada, vacía y en oscuridad”, pues según los científicos, en esta etapa era imposible que la superficie terrestre pudiese aún recibir luz solar.

En una tercera secuencia descriptiva, propiamente en el versículo tercero, el texto narra “la aparición de la luz”, de forma que fuese posible la división que experimentamos entre el día y la noche. Pues bien, en efecto hoy se sabe que hace poco más de 3500 millones de años, el bombardeo cósmico disminuyó y el agua terrestre se enfrió lo suficiente como para empezar a condensarse, originando océanos de escasa profundidad. Con ello, la espesa atmósfera terrestre se empieza a aclarar sin ser aún transparente como hoy, por lo que, si bien es cierto, la atmósfera ya era translúcida a la luz del sol, aún era imposible apreciar dicho astro, ni a ninguna de las demás lumbreras existentes. Así pues, la precisión de la narración sigue siendo total en este tercer aspecto: la tierra pasa a recibir luz, y por tanto noche y día, sin que los astros aún aparezcan visualmente desde su superficie. En una cuarta etapa de descripción bíblica se narra “la separación de las aguas”, y en este punto la astrofísica señala que ciertamente, hace unos tres mil millones de años la tierra estaba ya en condiciones de albergar un océano poco profundo que, sumado a la perfecta distancia del sol y nuestra órbita, permitió al agua realizar los cambios de estado (sólido, liquido, y gaseoso), para un ciclo de aguas estable. De nuevo aquí, una cuarta precisión portentosa.

 

En una quinta etapa de la descripción, en el versículo noveno, se indica el retroceso de las aguas para descubrir tierras firmes. Pues bien, aquí acierta por quinta vez la antigua narración, tanto en los hechos como en su secuencia, pues el científico Ross nos recuerda que la historia de la geología afirma que, hace aproximadamente 3500 millones de años, aparecieron sobre la superficie oceánica los cratones, esos gigantescos bloques de granito procedentes del interior de la corteza, que constituyeron los protocontinentes a partir de los cuales se formaron los continentes más antiguos, y por tanto, la formación de una tierra firme rodeada por agua, lo que coincide totalmente con la crónica veterotestamentaria. Siguiendo el relato, en la sexta etapa de la descripción, -entre sus versículos 11 y 12-, se describe el surgimiento de la vegetación y la precisión en la secuencia vuelve a ser absoluta: en efecto, hace aproximadamente tres mil millones de años, el planeta ya dispone del dióxido de carbono, la luz, la tierra y el agua necesarias para permitir el surgimiento de las plantas también en tierra firme, inicialmente algas, musgos, helechos, y otra diversidad de plantas antiguas. En una sétima secuencia del proceso descriptivo, en el versículo 14, el relato narra la aparición de las lumbreras, en lo cual se vuelve a acertar, pues hasta hace apenas dos mil millones de años, o sea, en un momento muy posterior, es cuando la atmósfera se vuelve más transparente, siendo posible observar los astros a partir de una perspectiva terrestre. En este punto, insisto en la anotación ya indicada, de que el relato es exacto desde la perspectiva de la visión que se le da a un espectador ubicado en la superficie de la tierra que recién se forma. Aquí hay una sétima coincidencia portentosa, pues la plena transparencia de la atmósfera en efecto ocurrió después de que ya existían plantas en el planeta. En este punto, -el de la aparición de las lumbreras- los eruditos insisten en que aquí el término correcto usado no es “crea” sino “aparece” (en hebreo “hayah”), con lo cual es evidente que lo que se narra es la aparición posterior visible de los diversos astros desde nuestra superficie. Finalmente, de acuerdo a dichos científicos, a partir del versículo 20 en adelante, se encuentran la octava, novena y décima fascinantes coincidencias entre la ciencia y la narración del Génesis, pues se sabe que, entre mil y quinientos millones de años atrás, existiendo ya un 20% de oxígeno, abundancia vegetal, ozono, y otras múltiples condiciones, surgen primero los animales marinos, tal y como afirma la narración. En efecto, los fósiles de las explosiones cámbricas prueban que los primeros animales fueron marinos, tal y como sostiene la secuencia del génesis para una octava exactitud. La novena coincidencia es que, según el registro fósil, la segunda explosión de surgimiento animal efectivamente es la terrestre, y la décima coincidencia es que nuestro surgimiento como especie homo sapiens, es ciertamente la última.

fzamora@abogados.or.cr  

lunes, 10 de octubre de 2022

JINETES DEL APOCALIPSIS CULTURAL

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 

El sábado 1 de octubre, la editorial de la Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA) me hizo el honor de presentar mi nuevo libro titulado Raíz de miseria, donde expongo sobre la influencia del coeficiente cultural de las naciones, ya sea en la prosperidad o en la ruina y caos de éstas. La obra aspira a contribuir en el debate sobre las diversas teorías del desarrollo, y su tesis central es que la prosperidad de una sociedad es resultado de su cultura, y que dicha cultura es, a su vez, consecuencia de la vocación moral que orienta la conducta de los ciudadanos y da sentido a sus conocimientos. Es la razón por la que la cultura, desde siempre, ha estado asociada a una espiritualidad con compromiso moral.

 

A partir de ese antecedente, en este artículo quiero anotar unas ideas marginales a mi libro, pero que se deducen de él, y que aquí he decidido denominar los “cuatro jinetes del apocalipsis cultural”. La noción de los jinetes la extraigo como simple metáfora de los famosos jinetes apocalípticos que, según la tradición, representan la gloria, el hambre, las pestes y la guerra. Pero los jinetes apocalípticos que cito aquí, responden a otras realidades estrictamente culturales.

 

El primer jinete del apocalipsis cultural son las drogas. En su obra sobre la historia de las drogas, el periodista colombiano Leonidas Gómez nos expone el exponencial crecimiento del uso de narcóticos a partir del inicio de la década de 1970. Según el último informe de la oficina contra las drogas de la ONU, (UNODC) sobre el consumo mundial de drogas 2022, la moda de legalizar el cannabis en los países, ha acelerado el consumo diario, y con ello, las consecuencias relacionadas para la salud física y psicológica del mundo. De acuerdo a ese informe, con la legalización del cannabis en Norteamérica aumentó su consumo diario, y cito textual: “especialmente el de productos cannábicos potentes, y sobre todo entre las personas adultas jóvenes que se inician con la marihuana”.  No es necesario recordar que, con ello, después quedan atrapados en otro tipo de drogas más potentes. Siguiendo este mismo informe, en el año 2020, los estudios de dicha oficina registraron un aumento del 26% respecto a la década anterior. Las personas jóvenes están consumiendo más drogas, y en muchos países, los niveles de consumo actuales son más altos que los de la generación anterior. De hecho, su directora ejecutiva, la egipcia Ghada Waly, declaró que "las cifras de producción e incautación de muchas drogas ilícitas están alcanzando niveles récord”.

 

El segundo jinete del apocalipsis cultural es la doctrina sexual utilitaria, que consiste en la tendencia y práctica de desligar la actividad sexual de su valor moral y espiritual intrínseco. Es la reducción del sexo como simple medio de placer, y hacer del ser humano, generalmente la mujer, un objeto de ese fin hedonista. Esa doctrina arranca con la revolución sexual de finales de los años de 1960, y su más patológica manifestación es el fenómeno pornográfico originado en ella. En su obra titulada “Lo que debes saber sobre la vida”, el prestigioso psiquiatra español Enrique Rojas, la califica como una epidemia que representa, en sus propias palabras: “un nuevo azote mundial, una plaga destructiva e incontrolable”.  De acuerdo a las estadísticas que Rojas cita en su obra, resulta claro que buena parte de la educación sexual de los niños con edades comprendidas entre los diez y doce años, está en manos de la pornografía. De hecho, en diciembre del 2018, en Google se contabilizaron unos dos mil millones de entradas digitales con la palabra pornografía, o con la referencia triple X. Ni qué decir de los adolescentes y adultos que quedan atrapados en ella. La otra cara de la tragedia, es que la educación sexual que se ofrece formalmente hoy en el sistema educativo, está en gran medida también contaminada por esa doctrina sexual utilitaria.

    

El tercer jinete del apocalipsis cultural es el relativismo moral. Ese relativismo, y la devaluación del concepto de lo que la verdad significa, representan una tragedia para la cultura, pues los criterios morales sólidos son la base para disfrutar de una verdadera libertad. El individualismo, el consumismo como fin en sí mismo, y la tendencia a la permisividad en las sociedades, son corrientes que se están imponiendo, y cuando dicho relativismo moral se entroniza, con él toma carta de poder la dictadura de los apetitos. Así, sin criterios morales sólidos, es casi imposible ejercitar la voluntad, que es la cima del carácter. Sin voluntad los objetivos vitales son imposibles, y ni qué decir los ideales, que son la noción cumbre de nuestra existencia, pues no existe posibilidad de que una gran vida culmine sin que ella esté condicionada a la persecución del ideal en sus diferentes facetas. ¿Cuáles? el máximo ideal cívico, que nos lleva al heroísmo patriótico, el máximo ideal estético, que nos lleva a la forja del gran artista, el máximo ideal espiritual, que nos lleva a la santidad, el máximo ideal educativo, que nos lleva al sacrificio de la vocación docente, o sea el máximo ideal económico-productivo, que nos lleva a la excelencia en el trabajo o el emprendimiento. Por el contrario, en el relativismo moral es imposible dar respuesta a las grandes interrogantes de la existencia, algo que es indispensable para vivir, pues tal y como afirmaba Zygmunt Bauman, cuando ese relativismo se impone, se derrumban los territorios sólidos o firmes que permiten ofrecer esas respuestas, que tienen todas ellas, trasfondo espiritual como regla.       

 

El cuarto jinete del apocalipsis cultural es la contracultura del placer, ese fenómeno decadente que José Manuel Martínez llamó la sociedad del entretenimiento y Vargas Llosa la civilización del espectáculo.  En las sociedades cautivas por la contracultura del placer, los valores trascendentes, esos que dan sentido a la vida, son sustituidos por un utilitarismo egoísta enfocado en el mero deleite sensual, o en la satisfacción de los deseos y los apetitos. Allí donde las personas renuncian a la aspiración de cumplir un objetivo trascendente de vida, y se limitan a complacer lo que apetecen sus sentidos. Cuando se anhela alcanzar un ideal, se claudica a lo inmediato en razón de aspirar a lo lejano, mientras que, una vida centrada en el placer, corre en el sentido inverso:  renuncia a lo lejano en función de agostar lo inmediato. Vidas vacías que no tienen la capacidad de retardar la gratificación, a cambio de aspirar a lo que es superior. fzamora@abogados.or.cr  

martes, 20 de septiembre de 2022

COSTA RICA EN LA EPOCA DE LA INDEPENDENCIA

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

¿Cómo era la Costa Rica de setiembre y octubre de 1821, cuando abandonamos nuestra condición de provincia de la Capitanía General de Guatemala? La primera reflexión que amerita señalar, es que Costa Rica y Uruguay comparten una singularidad histórica común que los diferenció de gran parte de América latina, y es que los territorios donde hoy se asientan ambos países, estaban escasamente poblados al momento de la conquista hispanoamericana. Eso provocó que finalmente ambos países, más que conquistados, fueran territorios colonizados. Tanto así que, por ejemplo, nuestro país conoció la experiencia del minifundio, otra singularidad que nos diferenció del resto americano. Dicha realidad permitió que a nuestro país no le sucediera lo que ocurrió con nuestros vecinos centroamericanos, en donde grandes mayorías de su población nativa fueran sometidas a sangre y fuego, generando desde un inicio abismales diferencias socio culturales. En el caso específico de Costa Rica, esta situación de despoblamiento ocurrió por ser un territorio fronterizo; frontera de las dos grandes masas continentales y culturales de nuestro continente.  En el extremo sur de la gran cultura mesoamericana, la etnia más importante ubicada en ese límite fue la Chorotega, y con ellos finalizó esa gran zona de influencia. Por otra parte, lo que hoy es el tapón del Darién, simboliza el aislamiento en el que estuvo el sur de Costa Rica y lo que ahora es Panamá, del resto de la gran masa continental sudamericana. Recordemos que Panamá era una de las más lejanas regiones de lo que en ese momento fue el Estado de la Gran Colombia, que para 1821, unificaba lo que entonces fue la Nueva Granada, Quito, Guayaquil, Venezuela y Panamá.  

 

Para la edad de nuestra independencia, la inmigración hacia Costa Rica era básicamente de españoles y centroamericanos, pues tal como lo describe Iván Molina en su obra sobre el legado colonial de la época, ambas corrientes poblacionales abarcaban el 80% de la población inmigrante. Por las favorables condiciones climáticas, que Constantino Láscaris describió como una permanente primavera dividida en dos estaciones, -una lluviosa y otra seca-, la gran mayoría de la población, especialmente la proveniente de Europa, se asentó en el gran valle central, que para entonces concentraba a más del 80% de los colonos de la provincia. La economía se caracterizaba por un mercantilismo incipiente, donde las actividades principales eran la minería, la siembra y comercialización del tabaco, la caña de azúcar, y además alguna ganadería, forjadas por una población que, en el valle central de aquel período, era básicamente española y mestiza, abarcando entre ambos casi el 70% de la población valle-centrina. Los indígenas se acercaban al 15% de los habitantes y aproximadamente un 5% correspondía a otro tipo de pobladores, dentro del cual estaba cerca del 1% de afrodescendientes, que para 1821 aún era una población escasa, pues las oleadas fuertes de dichos inmigrantes ocurrieron después de la década de 1870, y en función de los efectos del contrato de construcción del ferrocarril y el desarrollo del enclave bananero. En lo que entonces eran Puntarenas y Guanacaste, la estadística aumentaba a un 20% de la población zambo y parda.   

 

Desde su colonización y hasta la fecha de instauración como nación independiente, la nuestra fue además una patria con una población aislada, de montañeses asentados en estribaciones de cordilleras y en los valles del centro del país, que no es territorio de un único valle, sino de multiplicidad de ellos. Láscaris sostenía que nuestra inmigración española no fue uniforme, o sea, que no provenía de una única región de España ni de un grupo étnico específico. Lo cierto es que muchos de ellos vinieron por accidente, pues su destino inicial de emigración era otro, o bien, había diferentes razones por las cuales encontraban adecuado establecerse en esta provincia fronteriza, que era una zona tan remota. Muchas veces los motivos estaban asociados a las persecuciones que amenazaban a algunos colonos, propiciadas por las autoridades centrales de España, y por distintas causas, como lo eran entre otras, deudas personales, cobros por obligaciones tributarias, cuentas pendientes con la justicia, y hasta por motivos religiosos, tal como le sucedió a buena cantidad de inmigrantes que era de origen sefardí. Recordemos que, en buena parte de su desarrollo, el imperio español gestó una sociedad que, además de rigurosa en el orden impositivo y aduanero, lo era también en el eclesiástico. 

 

En los distintos valles que configuraban la geografía intermontana central de la Costa Rica de 1821, se habían consolidado importantes poblaciones, lo que después de nuestra independencia se tradujo en caldo de cultivo para luchas intestinas que enfrentarían a esas comunidades periféricas contra Cartago, que entonces era la más importante “ciudad-Estado”. Hasta el punto que dicha ciudad perdería su preeminencia como capital de nuestra incipiente patria. En las circunstancias de la independencia, la realidad política costarricense se dividía entre el protagonismo de dos fuerzas políticas principales: por una parte, la legitimación real derivada en la figura del Gobernador colonial y su cuerpo de funcionarios inmediatamente dependientes de él, y quienes, por la pobreza propia de nuestra sociedad colonial, era un estamento escaso y sin mayor capacidad económica. La otra fuerza eran los ayuntamientos, o cabildos, que velaban por los intereses públicos de las comunidades importantes y que, desde el punto de vista socioeconómico, estaban integrados por ciudadanos prominentes, casi siempre comerciantes o productores agropecuarios destacados. Por su papel como contribuyentes del sostenimiento financiero de los funcionarios coloniales, los cabildos tenían gran influencia en la realidad de la Costa Rica de principios del siglo XIX, y es la razón por la que, al momento de la determinación respecto de qué hacer con la noticia independentista proveniente de la diputación de León, la última palabra fue la que emitieron los ayuntamientos. Independencia que en realidad se consolidó a la vida jurídica el 29 de octubre de 1821, y no el 15 de setiembre. Pero ese es otro tema, que no corresponde al del artículo de hoy. fzamora@abogados.or.cr  

jueves, 8 de septiembre de 2022

INTELIGENCIA ESPIRITUAL EN EL ALZHEIMER

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 

El Alzhéimer ha tocado las puertas de mi entorno familiar. Mi padre, uno de los hombres que, por su aguda inteligencia, su acendrado carácter, y sus conquistas profesionales, aprendí a admirar con especial devoción, de unos años para acá ha sido presa de las tenebrosas garras de ese mal. En palabras de la Dra. Zoe Lewis, experta en el tema, pese a que se libra una batalla mundial contra la enfermedad, aún las causas del Alzheimer no están del todo claras. La edad avanzada es el principal factor de riesgo que se conoce, y por la experiencia familiar, me atrevo a afirmar que la genética debe jugar algún papel en el asunto, pues su madre, antes de morir de cáncer, ya mostraba los mismos signos del padecimiento.  El primer síntoma que detectamos en papá fue la alteración de su memoria reciente; importantes lagunas mentales respecto de lo que recién ejecutaba, momentáneas desorientaciones respecto de lugares familiares o cosas cotidianas, y olvidos respecto de lo que hacía y cuando lo hacía. Todo inicialmente leve pero progresivo, hasta que el monstruo fue gradualmente adquiriendo mayor fuerza devastadora. Hoy la dolencia ha abarcado aspectos esenciales de su capacidad intelectual, como la pérdida de la habilidad para una comunicación coherente y el extravío de la memoria procedural, o sea aquella que se asocia a tareas antes ejecutadas con facilidad como lo es atarse un nudo, o incluso tragar con facilidad. También la perdida de la memoria semántica, la cual abarca la información de los hechos básicos de la vida práctica y de las relaciones interpersonales, como lo es saber para qué sirve un cubierto, la función de una llave, o lo que para nosotros es más duro: cuando se pierde la noción de la identidad propia y la de sus seres queridos.

 

Sin embargo, a raíz de esa experiencia con mi padre, el Alzheimer se me confirma como una discapacidad del intelecto racional, pero no una discapacidad del alma y menos aún del espíritu. ¡Qué misterio insondable!, pues papá da muestras de conservar allí intactas todas las capacidades de una consciencia afectiva, como si la enfermedad se rindiera frustrada por no poder vencer una realidad, -la del alma y el espíritu-, que es más potente que ella. Al llegar a visitarlo, pese a que la capacidad cerebral de mi padre no sabe que es su hijo quien lo acompaña, su corazón si lo sabe; de hecho, al verme sus manifestaciones de gozo son inmediatas, traducidas en sonrisas y abrazos propios de un amor que aquel mal no puede tocar. Es también para él un regocijo el lejano recuerdo del amor de sus padres el cual, pese a todos sus quebrantos intelectuales, tiende a evocar de cuando en cuando.

 

A través de sus más de cincuenta años de ejercicio de la cirugía mi padre hizo el bien a miles, y aunque para él ya es imposible comprender las capacidades físicas e intelectuales que poseyó en ese campo, el Alzheimer ha potenciado en él otras aptitudes, como las artísticas, joyas más propias del espíritu humano y que ahora las expresa más. De hecho sus afanes por cantar y escuchar música armoniosa se han acrecentado, como también contemplar la naturaleza en interminables caminatas vespertinas. A ojos cerrados, se embelesa escuchando armonías de los músicos de su generación, replicando a vos en cuello las letras de lo que eran canciones que aún conserva ya no en su deteriorado intelecto, sino en el fondo de su alma. Le he visto escapar lágrimas de emoción con las sublimes “El día que me quieras” de Gardel, o con “Solamente una vez” de Agustín Lara.  Mi experiencia con papá me hace coincidir plenamente con la Dra. Lewis, quien afirma que “si algo conservan los pacientes de Alzheimer, es su habilidad para expresarse artísticamente hasta las últimas etapas de la enfermedad.” Ciertamente el enfermo de Alzheimer padece momentos de zozobra, pero una melodía armoniosa, o una caminata en algún sendero que conserve flores, plantas y árboles al transitarlo, puede aquietar sus afanes. Es igualmente sensible a los efectos de una oración dicha con serenidad, o al tacto cariñoso y suave de un beso y un abrazo, sin necesidad de usar palabras, que casi siempre están de más. Para ellos el contacto con un ser querido es un bálsamo y un consuelo cuando su corazón está afligido, pues en ese estado la comunicación más importante no es verbal, sino esa que se ofrece directamente y sin palabras a la consciencia. En esencia, si bien no hay duda que se han deteriorado gravemente sus potencias racionales, en él permanece una inteligencia espiritual que le mantiene vivo su deleite ante la vida. Y es en este hecho, el de la consciencia, en el que me detengo en una reflexión principal. Al fin y al cabo, como sostuvo el Dr.John Searle, experto de la Universidad de California en el tema: “el hecho más grande de nuestra existencia, después de la vida, es el misterio de la consciencia.” En el Alzheimer se conserva un tipo diferente de consciencia; si bien es cierto no es una consciencia intelectualmente lúcida, si lo es plenamente en el plano afectivo. Una clara consciencia respecto de quien nos ama, a quien amamos, y una suerte de mayor sensibilidad respecto de todo lo estético en la creación que nos rodea.

 

Por eso coincido con el filósofo Bernardo Kastrup, cuando nos recuerda que el materialismo, que es la ideología de este mundo, es un embuste. Para el materialismo la consciencia simplemente es derivación de configuraciones fortuitas de la realidad física, impulsadas mecánicamente, y en donde no somos más que un accidente de las probabilidades, una mera disposición de partículas mantenidas de forma precaria “por el equilibrio termodinámico a través del metabolismo, y cuando mueres, tu consciencia y todo lo que significa ser tú, -tus recuerdos, personalidad y experiencias-, simplemente se habrá perdido para siempre. Por lo que, para la visión materialista del mundo, no hay espacio para el significado ni para el propósito.” Por el contrario, coincido con la sentencia que emitió en el 2007, en la revista científica Nature el Dr. Simón Gröbalcher, eminente investigador del departamento de nanociencia cuántica de la Universidad tecnológica de Delft, quien se atrevió a afirmar que “la consciencia no se puede reducir a materia porque, en primer lugar, resulta necesaria para que la propia materia exista, debiendo ser ella misma fundamental y no derivada.” Así, de la experiencia con mi padre resulta claro que, nuestro cerebro no es una máquina biológica que simplemente procesa información y a partir de allí produce consciencia, sino al contrario, es una suerte de radar que capta esa sublime realidad universal que nos rodea, y aun cuando esté temporalmente incapacitado en sus facultades plenas, mantiene activa el alma para captar lo esencial de ella.

fzamora@abogados.or.cr  

lunes, 22 de agosto de 2022

FORMAS DE AYUDAR AL PLANETA

 

Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 

Mantener en el planeta una dinámica de consumo sostenible, solo será posible si ejercitamos el concepto de la economía circular y el suprarreciclaje. Aunque autores como Michael Baungart, Jeremy Rifkin, o Martin Charter, hacen importantes aportes al tema del consumo sostenible en el planeta, me ha impresionado favorablemente un libro titulado “La basura no existe” que, hasta hoy, es el más puntual que he leído sobre el tema. Me motivó además saber que su autor es el joven politólogo costarricense Christopher Brosse, quien se ha especializado en el área de la economía circular pues, si nuestro país quiere seguir siendo ejemplo de sostenibilidad en el desarrollo, estamos obligados a aplicarla cuanto antes. En síntesis, la economía circular es la que promueve que, en los procesos de producción, se reutilicen al máximo aquellos residuos cuya vida útil ha terminado, y que están condenados a convertirse en basura, de tal forma que, -en la medida de lo posible-, no solo se evite la generación de desperdicios, sino que, además, sea cada vez menos necesario extraerle recursos naturales y materias primas al planeta. En la economía circular se reduce la exacción de recurso natural y se maximiza la refinación, el suprarreciclaje, la optimización de todos los materiales y la desmaterialización de los bienes a través del énfasis en estrategias como el alquiler de productos en lugar de su venta, para asegurar la reutilización de los residuos, en el mejor de los casos, o al menos la adecuada disposición de ellos en reciclaje, en el peor de los casos.

 

Brosee sostiene que, de acuerdo a las investigaciones a las que ha tenido acceso, si el mundo respetara las directrices de la economía circular, de hoy al 2030 los residuos se reducirían en un 60%. Un ejemplo muy interesante que ofrece en su libro, es el de la economía circular que aplica el gigante multinacional de los productos eléctricos Bosch GMBH, empresa que adoptó un modelo circular de negocios en la producción y mercadeo de sus electrodomésticos. En Holanda, por ejemplo, Bosch implementó un sistema de leasing con sus lavadoras cuyo objetivo principal era poder recuperarlas después de un tiempo considerable de uso, lo que permitió a la Bosch ofrecer un gran servicio a sus usuarios, que consiste, por una parte, en lograr un tratamiento ambientalmente responsable con aquellas lavadoras ya inútiles, y por otra parte, gracias al bajo costo del alquiler y a la recuperación de buena parte de la materia prima, que sus clientes puedan cambiar con rapidez sus electrodomésticos por otros más modernos. Lo que además asegura una mayor aceleración de la mejora tecnológica de sus productos, y con esta mejora, que ellos sean más eficientes desde la perspectiva energética. Dentro del mismo concepto de los “negocios circulares”, algunas tecnologías que aceleran esa circularidad, son el internet de las cosas, la inteligencia artificial o la impresión 3D. En esencia, el ideal final de los sistemas circulares, es que desaparezcan los desechos inutilizados y por ende los vertederos de basura pues, de acuerdo a la cultura de la economía circular, de alguna u otra manera todo es posible reaprovecharlo, incluso las aguas negras. En la cultura del suprareciclaje y los sistemas económicos circulares, la existencia de enormes extensiones de terrenos recibiendo toneladas métricas de desperdicios al día, o peor aún, el lanzamiento masivo de basura a los ríos y mares del planeta, es una noción absolutamente superada.

 

Otra interesante ilustración que ofrece la obra de Brosse, es el de la empresa Excess Material Exchange (EME) dedicada exclusivamente a investigar el cómo conectar empresas que generan desechos con otras empresas que pueden aprovecharlos. Ejemplo de lo logrado por EME y sus investigaciones, es la conexión entre los productores de flores y una empresa que crea pigmentos. Resulta que Eme descubrió que los tulipanes eran necesarios para producir uno de los tipos de colores, así que conectó a los cultivadores de tulipanes con los productores de pigmentos, de forma que los desechos de esos comercializadores fueran vendidos a los productores de pinturas. EME ha tenido tal éxito con esos sistemas circulares, al punto que su plan piloto ha logrado una reducción de emisiones en el sector equivalente a un millón de viajes entre Amsterdam y Milán, y logrando 64 millones de euros en ese tipo de intercambio comercial eliminador de residuos.

 

Complementario al concepto de la economía circular, está el concepto del suprarreciclaje, acuñado originalmente por Riner Pilz, un ingeniero mecánico alemán. Esta noción consiste en la idea de que tanto los residuos como los materiales subutilizados, puedan ser transformados, repensados en nuevos objetos finales diferentes, o sometidos a tratamiento para nuevas vías de utilización. Por una parte, regenerando, y por otra alargando el ciclo de funcionalidad y provecho de todas las cosas sin uso, tanto orgánicas como inorgánicas. De tal forma que, en el resultado final de ese proceso, los aparentes desechos terminen transformados en bienes de mayor calidad y utilidad, en resguardo del ambiente. Coincidente también, con el ideal de acabar con la existencia de la basura.

 

En la muy recomendada obra de Christopher Brosse, se desarrolla la posibilidad de implementar el suprarreciclaje en cuatro escalas: la gubernamental, la escala industrial, la escala urbana y la escala individual. Un ejemplo de la escala individual, es el de aquellas personas que, por sí mismas, se responsabilizan de sus propios desechos, reutilizándolos según su propia iniciativa y posibilidades. La escala urbana es la que es aplicada por colectivos organizados, como el del colectivo andaluz Basurama, dedicado a la producción de bienes culturales a partir de desechos. La escala industrial se aplica a cualquier fábrica o empresa de producción en serie, a partir de la reutilización, reingeniería y tratamiento de material de desecho. Empresas como Terracycle son ilustraciones de este tipo de escala productiva a partir del suprarreciclaje. Una escala fundamental en este ideal económico es la gubernamental. En este sentido, las corporaciones municipales, que son las entidades más cercanas al manejo y disposición de residuos, son las principales protagonistas de ésta.

Finalmente, ¿cuáles son los ámbitos de aplicación? Casi todos los imaginables: textil, agroindustrial, arquitectónico, electrónico e incluso gastronómico, entre otros. Es, sin duda, un ideal de futuro.  fzamora@abogados.or.cr  

UNA PROPUESTA IMPRUDENTE

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 

El intento de reformar el artículo 24 de la Constitución política, actualmente avanzando en la corriente legislativa mediante el expediente #20.063, es una de las más temerarias amenazas contra los derechos fundamentales de los ciudadanos en nuestro país. Lo que la reforma pretende es agregar un texto al primer párrafo de la norma constitucional de aquel artículo. Vale advertir que dicho numeral 24, es el que actualmente garantiza literalmente cuatro derechos consagrados por la Declaración de derechos humanos: la libertad de comunicarse, el derecho a la intimidad o vida privada, y por consecuencia, el derecho a la protección de los datos personales, y finalmente el derecho a que la confidencialidad de nuestras comunicaciones no sea violada por nadie.  La redacción original que actualmente tiene la Constitución protege esos derechos fundamentales, y mantiene estrictos criterios de excepcionalidad, limitada a ciertas materias, para permitir la intervención de las comunicaciones privadas o el secuestro de documentación personal indispensable para esclarecer investigaciones judiciales. Además, tratándose de la vigilancia de las comunicaciones, en casos muy excepcionales, cuando se les investiga por la posible comisión de delitos circunscritos a pocas materias y por razones graves como los casos de secuestro extorsivo, corrupción agravada o narcotráfico. Para ello, la Constitución obliga a que cualquier ley que regule estos dos únicos casos, o sea, secuestro de documentación personal, o intervención de comunicaciones privadas, deba ser aprobada por una mayoría calificada de dos tercios de los diputados del Congreso. Así las cosas, podemos afirmar que la actual redacción de la norma 24 constitucional es la correcta, pues no solo resguarda esos cuatro derechos humanos básicos, sino que además establece muy pocas excepciones en las que se le permite al poder público actuar rompiendo estas garantías constitucionales. Amén del hecho que, lo hace únicamente de forma temporal.  Pues bien, resulta que a un grupo de congresistas se le ocurrió presentar el proyecto de ley ya indicado, que rompe el dique que resguarda constitucionalmente el derecho a la libertad de comunicarse, a la vida privada, y a la privacidad de los datos y las comunicaciones, y simplemente establece que, por la vía ordinaria de la ley, se pueda adoptar cualquier limitación a esos cuatro derechos humanos, porque para imponer dicha limitación -expresada de forma indeterminada, genérica y abierta-, bastaría invocar cualquiera de los siguientes argumentos: los derechos de un tercero, cualquier asunto de interés público, o la seguridad nacional, entre otras posibilidades, pues también contempla cualquier tema de salud o de seguridad ordinaria.

Parece increíble lo que estoy denunciando, pero a las pruebas me remito. Transcribo el texto agregado que se quiere imponer: “…Mediante ley especial podrán adoptarse limitaciones a estos derechos para salvaguardar la seguridad nacional, la seguridad pública, la protección de la salud pública, la protección de los derechos y las libertades de terceros, así como por cuestiones de interés público.” (después continúa el texto constitucional, prácticamente igual, salvo algún pequeño cambio insubstancial).

En esencia, proponen reformar la constitución para que simplemente baste una ley ordinaria que alegue que alguna conducta que usted cometió, por ejemplo, contra los derechos de otro ciudadano, o contra algún asunto de interés público, o simplemente contra la seguridad del Estado o cualquier tema de salud pública, y esto bastará para que le conculquen su libertad de comunicarse , el derecho a su vida privada, su derecho a la intimidad de sus datos personales, o que sus comunicaciones privadas sean vigiladas por el Estado. Como se lee del texto, la propuesta cita muchas razones por las cuales se puede imponer limitaciones a esos derechos tan sensibles, y entre esas razones invocan causas indeterminadas generales y abiertas como salvaguardar la seguridad nacional, los derechos y las libertades de terceros, cuestiones de interés público o de salud, entre otras. Ello significa que, con esta nueva redacción constitucional, si alguien afirma que usted afectó alguno de sus tantos derechos, entonces el Estado puede limitar su vida privada, sus datos personales, su libertad de comunicarse y el secreto de sus comunicaciones. O peor aún, si quien ostenta el poder político cree que su conducta afecta la salvaguarda del Estado, entonces puede limitar sus libertades de comunicarse, su vida privada, sus datos personales y el secreto de sus comunicaciones. Si los legisladores consideran que alguna conducta suya lesiona el interés público, entonces por una simple ley, podrá limitar esos mismos preciados derechos.

Basta una simple revisión de ese nuevo texto constitucional que pretende imponerse, para descubrir que la propuesta violenta abiertamente no menos de cuatro artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Organización de Naciones Unidas. El artículo primero de la Declaración, el cual garantiza el derecho a que nuestra dignidad humana, y nuestra libertad de consciencia sea respetada. El artículo tercero, que garantiza el derecho a nuestras libertades individuales, el decimosegundo, que garantiza el derecho a la privacidad de los habitantes, y el decimonoveno, que garantiza el derecho a comunicarnos libremente y sin injerencias arbitrarias del Estado. En conclusión, al ser contraria al derecho de los derechos humanos, el texto que pretende adicionarse al artículo 24 constitucional no puede pertenecer al bloque de constitucionalidad de un sistema democrático como el costarricense, y menos aún ser parte de nuestro texto constitucional. El peligro es que el proyecto está vivo en la corriente legislativa y avanza en la actual legislatura. Alzo mi voz contra él. Confío que la responsabilidad cívica de algunos diputados los haga enterrar tan imprudente iniciativa.  fzamora@abogados.or.cr  

lunes, 4 de julio de 2022

LO ESENCIAL PARA SER PROSPEROS

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Abogado constitucionalista

 Entre los meses de setiembre y marzo de estos años 2021-22, me fue publicada en este diario, una serie de 4 artículos sobre la influencia de los sistemas culturales en el desarrollo de las naciones. En ellos intenté demostrar que las causas de la prosperidad, o de la miseria, se encontraban determinadas por el tipo de cultura que cada sociedad posee. En aquellos artículos el análisis estaba enfocado en la experiencia del índice o promedio de desarrollo de todo el conjunto de naciones del planeta, por lo que decidí reintentar el análisis de dicha hipótesis, pero esta vez, sobre la base de nuestra experiencia nacional concreta. Para ello me di a la tarea de buscar algún caso particular del país, que nos ofreciera luz a mi tesis de que la prosperidad esencialmente depende de la clase de acervo cultural de las comunidades, y no necesariamente de los recursos materiales con las que ellas cuenten.

El ejemplo real lo encontré en un proyecto de vivienda ubicado en uno de los distritos suburbanos del cantón de Pococí, que denominaré “Urbanización X”, a efectos de resguardar la privacidad de sus habitantes. Es un caso que conozco, pues se gestionó dos décadas atrás, durante el período presidencial en el que me correspondió ser directivo del Banco Hipotecario de la vivienda, entidad que, según nuestro ordenamiento, es la encargada de financiar el sistema de vivienda popular.  Pues bien, “Urbanización X” fue originalmente un proyecto modelo de 400 soluciones de vivienda, la cual contaba con todos los servicios necesarios para ofrecer calidad de vida a sus habitantes: servicio de agua potable y luz eléctrica con acceso a todas las viviendas, servicio de alumbrado en las calles, áreas recreativas con parques comunales, áreas de juegos infantiles y zonas verdes; cada casa con paredes de concreto, con no menos de dos habitaciones y disposición de aguas negras hacia su propio tanque séptico individual, todas financiadas con bono del sistema nacional para la vivienda. La urbanización está muy bien ubicada, pues a no más de 3 kilómetros de ella, se encuentra la segunda ciudad en importancia del cantón, con acceso a todos los servicios urbanos indispensables para el desarrollo, como lo son escuelas, colegios, servicios de salud, seguridad, comercio y transporte público cruzando la urbanización. Un proyecto modelo, cuyos estudios de factibilidad contaron incluso con una mención de aceptación de una prestigiosa entidad académica, que reconoció sus bondades desde el punto de vista técnico y como alternativa social al problema de vivienda.

El proyecto tenía todos los atributos para convertirse en un éxito social, como ha sucedido con otras comunidades originadas en proyectos de esa naturaleza. Pero no fue así; décadas después de inaugurada, hoy dicha urbanización es un foco de tensión urbana y de graves problemas sociales, tal y como se desprende de información emanada por las mismas autoridades, tanto de seguridad como municipales, quienes, de acuerdo a prueba documental, han reconocido que sobre ella pesa, -cito textual-, “tanta problemática a nivel de delincuencia, deserción estudiantil, drogadicción …y la policía simplemente no da abasto y nosotros lo vivimos día a día”.  De la misma información se desprende que la comunidad presenta un foco de problemática social que, comparadas con el resto de las comunidades circunvecinas, está mucho más agravado. ¿Por qué razón? esos mismos funcionarios ofrecen la respuesta al reconocer que, al momento de la fundación del proyecto, en el mismo se incluyeron un gran número de familias ajenas a la zona que presentaban serios problemas de convivencia. En efecto, del dato histórico y estadístico del proyecto se tiene por demostrado que, al momento de su constitución, allí fueron reubicadas más de 40 familias provenientes de un precario, o zona urbano marginal de la gran área metropolitana (GAM). Aquellas familias venían provenientes de la gran urbe, sin ningún grado de escolaridad, con un nivel socio-cultural caracterizado por una interrelación violenta. Pese a ello, fueron instaladas de improviso en aquel distrito de pobladores pertenecientes a un contexto cultural cuya naturaleza era eminentemente agrícola y que, si bien estaban acostumbradas al trabajo duro, su convivencia era pacífica o bucólica. Aquel choque, o encuentro de dos realidades, implicó un trauma social que hoy, dos décadas después, sigue siendo imposible de resolver.

¿Cómo fue posible que el proyecto de aquella Urbanización X, que ofrecía todas las condiciones materiales dadas por el Estado para el éxito social, hoy sea uno de los mayores focos de crisis e inseguridad del cantón? Todos los conocedores de esa realidad, coinciden en una respuesta principal: el problema se deriva de esa colisión entre un conjunto de familias con una cultura rural agrícola pacífica, súbitamente enfrentadas a la realidad de convivir con un conjunto urbano marginal violento, sin nivel de escolaridad, y quienes, al momento de asentarse en la comunidad, no estaban adaptados a las posibilidades laborales de la zona, ni al contexto de vida allí existente.

Si bien el caso nos demuestra que se les brindó todas las condiciones materiales para una vivienda digna, y en un entorno sano, la verdad es que las serias carencias culturales de una buena parte del conjunto poblacional que allí se asentó, arrastraron a casi toda la urbanización a una realidad de crisis y miseria que, en palabras de las autoridades municipales, ha provocado -y aquí vuelvo a citarlos-, “ que las casas se vendan en cien mil colones, porque ya nadie quiere vivir allí, un proyecto muy, muy complicado”.                         

Así las cosas, queda claro que la Urbanización X es un ejemplo viviente en nuestra realidad doméstica, que demuestra cuán cierta es la hipótesis que he pretendido demostrar en mi anterior serie de artículos, originalmente basados a partir de la realidad planetaria, y que resumo así: lo que determina la prosperidad y el desarrollo de los pueblos, no es otra cosa sino la influencia cultural existente en cada sociedad. Esa cultura que, -en palabras de Mario Vargas Llosa-, es la vocación de bien de los pueblos, permanentemente sustentada a partir de un único trípode: la familia, la buena escolaridad y la práctica firme de la espiritualidad. fzamora@abogados.or.cr