jueves, 12 de agosto de 2021

UN PAIS DE REGULACIONES

 Dr. Fernando Zamora Castellanos.

Únicamente los actuales habitantes del planeta somos testigos de que los beneficios con los que cuentan las sociedades de bienestar, son una rara excepción de la historia humana. De hecho, hace apenas ciento cincuenta años, muchas de las ventajas relacionadas con la higiene, con nuestra facilidad de trasladarnos de un punto a otro, o con la capacidad de acceder al agua potable y la energía eran impensables para la alta aristocracia de las potencias mundiales. Incluso hoy las disfrutamos en un país apenas en vías de desarrollo como el nuestro.  En otras palabras, para todas las edades de nuestra historia como especie, la pobreza fue la norma natural de vida. Los beneficios de la riqueza material es una rarísima excepción moderna. La prosperidad de bienes y servicios fue posible gracias a la consolidación de varios factores, pero esencialmente tres de ellos: la revolución de la técnica industrial en asocio con la libertad económica, y el régimen de propiedad individual. Por ello, cuando se pretende cerrar las sociedades y controlar el poder, la mejor estrategia entonces es restringir la libertad económica y limitar la propiedad. La forma de mantener férreamente sujetos a los pueblos es suprimiéndolas, pues así la oposición política e incluso el derecho a la rebelión se torna inviable. La historia es pródiga en ejemplos; una de las primeras grandes rebeliones esclavas, la del gladiador Espartaco, fue posible gracias a la excepción del peculium del esclavo, que era una pequeña prerrogativa de propiedad que los esclavos tenían de acuerdo al derecho romano, y que los gladiadores aplicaron sobre sus armas. Salvo excepciones como esa, no por casualidad una de las características de la condición esclava a través de los siglos, era la imposibilidad legal de poseer propiedad. Así podemos extraer ejemplos recientes, como el de los países de la antigua Unión Soviética o la Cuba de Castro que, sobre la base de conculcar totalmente el derecho a la libertad económica, lograron sujetar pueblos enteros por largas décadas.

 

Pero lo que deseo enfatizar es el siguiente argumento cardinal: donde se limita la libertad económica y el derecho a la propiedad, la prosperidad no es posible. Independientemente del hecho de que tales restricciones tengan como objetivo, o no, el control del poder. La mayoría de los gobernantes, muchos por ignorancia o prejuicio ideológico, creen que saber gobernar es imponer cada día más regulaciones. Lo hacen como consecuencia de una programación mental en la que cae el funcionario. Ante cualquier problema que se les presenta, como salida fácil, optan por imponer nuevos trámites, requisitos y condiciones.  

 

Frente a este panorama, resulta preocupante la progresiva tendencia que estamos sufriendo en Costa Rica, donde vemos que el tejido productivo y la capacidad emprendedora de los ciudadanos, se encuentra cada vez más sujeta a regulaciones, a limitaciones y a un proceso progresivo de impuestos crecientes que, al fin y al cabo, es una vía indirecta de ir acotando gradualmente el derecho a la propiedad. Si dudan de ello, a las pruebas me remito: en el documento de Estudios económicos de la OCDE 2020 para Costa Rica, se acredita que un factor crítico que obstaculiza la productividad de Costa Rica, es el marco regulatorio costoso y oneroso que enfrentan las empresas locales”. Por otra parte, según una actualización reciente del indicador de regulación del mercado de productos de la OCDE, los mercados costarricenses están sujetos a regulaciones más estrictas que en cualquier país de la OCDE, al punto que, según dicho indicador, referentes latinoamericanos como Chile, México y Colombia, tienen un desempeño significativamente mejor que el nuestro. En otra ilustración del problema, once años atrás, para octubre del 2010, ya el VI Congreso financiero nacional denunciaba esta tendencia, afirmando que el creciente exceso y dificultad de los trámites estaba provocando el aumento significativo de los créditos informales y sin regulación. Ni qué decir de la corriente que nos coloca como una de las naciones con mayor carga pública e impositiva en el club de países ricos de la OCDE, pese a no serlo.

 

Tenemos las alarmas ya hace rato encendidas y la mejor forma de salir de un problema es atender la experiencia histórica. Aquí la pregunta es: ¿cómo superó la administración Monge Alvarez nuestra última gran crisis económica y estructural? Aplicaron varias estrategias, repasemos algunas. En política pública, implementaron una ofensiva de atracción de inversiones extranjeras, incentivo a las exportaciones y disminución de impuestos. Además, ordenaron al Banco Central capitalizar a los bancos públicos para ofrecer bajo interés, lo que produjo resultados como lo fue incentivar la actividad productiva, sobre todo agro exportadora. Promovieron las exportaciones diversificando y negociando acuerdos de comercio. Por otra parte, en lugar de perseguirlas y gravarlas como hace hoy la clase política, estimularon los servicios a través de incentivos tributarios a la industria de alta tecnología y turismo. Confiados del crecimiento que tendrían, establecieron una estrategia de distribución de la riqueza, pero no con la actual política asistencialista de regalar las cosas, sino a partir del fortalecimiento de la productividad de la economía social solidaria. Para buscar salidas, aquel es un gobierno que amerita mayor escrutinio.  fzamora@abogados.or.cr

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